La codicia divide, me aleja del Señor y me engaña a mi mismo.
El codicioso está en el lugar equivocado, su lugar es el mundo no la
Iglesia.
Introducción:
La codicia se entiende como un deseo excesivo de dinero, poder o riquezas.
Este era entonces el origen de los conflictos en la comunidad. Y es que, el
codicioso, al mirar al otro como su competencia y al mismo tiempo querer tener
o alcanzar lo que el otro tiene y no como alguien a quien servir, hace
imposible la vida en comunidad. El codicioso tiene la terrible tendencia de
querer ejercer dominio sobre los demás, es por eso que la codicia no solo hace imposible la relación
con el otro, sino que pervierte la espiritualidad, rompiéndose así la relación
con Dios.
La codicia no es otra cosa que la evidencia de los infelices que somos con
nuestras vidas, por eso siempre estamos deseando alcanzar lo que otros ya han
alcanzado. Al codicioso nada lo satisface.
¿Cuántos han matado por una herencia, cuantos han matado por un cargo, por
una mujer?. La famosa frase del hombre que le dice a una mujer: “Si no eres
para mí no eres para nadie”, es un ejemplo de codicia.
I.
DIVIDE.
4:1-2ª.
De dónde vienen las guerras y los conflictos[a] entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones[b] que combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis
y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis
obtener, por eso combatís[c] y hacéis guerra.
El texto nos dice claramente que el origen de los
conflictos en la Iglesia o comunidad a la que Santiago le escribe es la
codicia.
La codicia
producto de la inmadurez de la comunidad, Producto de la falta de bases sólidas
en el evangelio. Santiago viene manejando en los anteriores tres capítulos el
tema de la religiosidad y precisamente es la religiosidad la que conduce a este
tipo de actitudes. El escritor de hebreos lo resume así:
11 Acerca
de esto[f]
tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que os habéis
hecho tardos para oír. 12 Pues aunque ya[g]
debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los
principios elementales[h] de
los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de
alimento sólido.
13 Porque todo el que toma sólo leche,
no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño. 14 Pero el alimento sólido es para los adultos[i],
los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el
bien y el mal. (Hebreos 5:11-14)
Hay una comunidad que está guiada por los sentidos,
es pasional, envidiosa, deseosa de lo que tienen los demás. Lo anterior hace
que la vida en comunidad sea un constante campo de batalla.
Resonancia:
¿Sera que esto se da en la Iglesia de Hoy?
¿Sera que le deseo excesivo de poder, de dinero, de
prestigio, de posición, existe en la iglesia de hoy?
Estos dos interrogantes los podemos responder con tres
preguntas: ¿Cuántas guerras o rumores de guerras hay o se oyen en la
comunidad?, ¿Qué tan unida es la comunidad?, ¿Qué tanta murmuración e intriga
hay en la comunidad?.
Si una persona codiciosa, pasional y guiada por las
emociones está en la Iglesia, está en el lugar equivocado.
II.
ALEJA. 4:2b-10
No tenéis, porque no pedís. 3 Pedís y no recibís,
porque pedís con malos propósitos[d], para gastarlo en vuestros placeres. 4 ¡Oh
almas adúlteras[e]! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia
Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de
Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El celosamente anhela[f] el
Espíritu que ha hecho morar en nosotros[g]? 6 Pero El da mayor gracia. Por eso
dice: DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES. 7 Por tanto,
someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. 8 Acercaos a
Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y
vosotros de doble ánimo[h], purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, lamentad
y llorad; que vuestra risa se torne en llanto[i] y vuestro gozo en tristeza. 10
Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará.
La iglesia crece y madura atraves del servicio. La codicia
impide que sirvamos a los demás. Es lo opuesto a la voluntad de Dios para
nosotros, Es lo contrario al evangelio.
El codicioso tiene una visión individualista de la
vida. Pide para EL para sus fines
personales, no piensa en los demás.
La Escritura califica al codicioso como amigo del
mundo porque actúa como actúa la gente del mundo, como la gente no cristiana.
Lo anterior es aplicable a todos los aspectos de la vida. En la medida en que
actuemos como el mundo actúa seremos amigos del mundo. En contrate cuando
actuamos de acuerdo a la Palabra de Dios nos constituimos en amigos de Dios. El
que actua conforme a los criterios del mundo automáticamente se vuelve en
enemigo de Dios.
Cuando Dios ve que estamos actuando de acuerdo a
los criterios del mundo nos cela. El vivir de acuerdo a los patrones mundanos
compromete la fe de su pueblo y es darle la espalda a un Dios amante. El celo
de Dios es un reclamo legítimo de fidelidad. Su amor por nosotros hace que nos
hable fuerte.
Y dice: “Dios resiste a los soberbios y da gracia a
los humildes”. La codicia es producto de la soberbia, la soberbia se manifiesta
por la actitud de competencia continua con los demás.
En este estado es imposible servir a los demás.
La solución que Dios plantea es en primer lugar:
Someterse a Él y resistid al diablo, es decir, obedecer su palabra y actuar
como Él dice y no actuar como actúan los del mundo, a lo que define como un
actuar diabólico, en segundo lugar arrepentirse de verdad humillándose ante El
para matar la codicia.
La solución es rendirse ante el amor de Dios y
serle fiel.
Resonancia:
Dios no concibe cristianos aislados ni
individualistas.
Dios no concibe cristianos que no sirvan al prójimo
y sus hermanos.
Dios no concibe cristianos que actúen de acuerdo a
los patrones mundanos.
Dios reclama fidelidad de su pueblo.
¿Qué está pasando en la Iglesia de hoy?
¿La Iglesia de Hoy es una Iglesia que vive en
comunidad?, ¿Qué está
pendiente de las necesidades de los hermanos?, ¿Qué no le
importa si el otro tiene o no tiene?.
¿La Iglesia de hoy es una iglesia que se destaca
por servir?,
¿La Iglesia de hoy es una Iglesia que se destaca por vivir de
acuerdo a la Palabra?, ¿La Iglesia de hoy es una iglesia fiel a Dios?, ¿La
iglesia de hoy es una iglesia madura y que cada día crece en el Señor o es una
Iglesia superficial?.
Si no hay una ruptura total con la manera de actuar
del mundo, no puede existir una iglesia madura. Ejemplo: Cuando nos hacemos
participes del chisme, de la murmuración, de la intriga, estamos siendo amigos
del mundo y enemigos de Dios.
Si no hemos roto con los patrones mundanos estamos
en el lugar equivocado.
III.
ENGAÑA.
11 Hermanos, no habléis mal los unos de los otros.
El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y
juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino
juez de ella. 12 Sólo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para
salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?.
La codicia engaña a la persona porque lo hace creer
que es superior. Habla mal de otros o establece juicios con el fin de
rebajarlos y hacerlos ver inferiores a El. Esta es una actitud con el ánimo de
dañar y muestra la total ausencia del amor. La otra situación es que el saberme
inferior intente dañar a otros para rebajarlos a un nivel inferior al mío.
La única forma de contrarrestar la codicia es
frenando la lengua. Si somos conscientes de nuestro problema de codicia una de
las cosas que primero debemos hacer es disciplinar nuestra lengua.
Los juicios del codicioso no tienen fundamento
alguno y están basados en percepciones equivocadas de las personas. El
codicioso las acomoda para hacer quedar mal a otros.
La prerrogativa de juzgar es del Señor. El dio la
ley y Él es el juez.
Cuando asumimos la actitud de jueces estamos
usurpando el lugar de Dios y si es con malas intenciones mucho peor.
Por eso Santiago dice: ¿Quién eres tú?.
Resonancia:
Es posible que muchos de nosotros hayamos caído en
la tentación de juzgar a otros con ánimo de afectar su imagen. ¿Creen ustedes
que en la iglesia de hoy se presenta esto?.
¿Nos hemos sentido inferiores y por eso hemos
intentado dañar la imagen de alguien?
¿Soy consciente de mi problema de codicia?
¿Tengo la costumbre de establecer juicios sin
conocer a las personas?.
¿Quién soy yo?
Conclusión:
¿Qué hacer si tengo este problema?
1.
Entender
que la codicia no tiene lugar en el evangelio.
2. Entender
que el evangelio es la práctica de los principios del reino.
3. Entender
que hasta ahora he sido un religioso (codicioso) mas no un cristiano.
4. Si he
estado actuando como el mundo actúa, (con codicia) reconocer que he estado siendo amigo del
mundo y enemigo de Dios.
5. Arrepentirme.
6. Comenzar
de actuar de acuerdo a la Palabra para ser amigo de Dios alejado de la codicia.
7. Practicar.