lunes, 15 de junio de 2020

Renovado o Remendado Mateo 9:16-17


Introducción:

Creo que esta parábola es el más contundente mensaje de Jesús en contra de la religiosidad. La resistencia tanto de los judíos como de los seguidores de Jesús a abandonar las antiguas tradiciones lleva al Señor a pronunciarse. Voy a resumir en algunas comparaciones la diferencia entre religión y evangelio, entre vestido viejo y vestido nuevo.

-          La religión es apariencia, el evangelio es esencia.

-          La religión es externa, el evangelio es interno.

-          La religión tiene que ver con lo que yo hago, el evangelio tiene que ver con lo que Dios hace.

-          La religión es hipócrita, el evangelio es auténtico.

-          La religión no cambia el corazón, el evangelio cambia el corazón.

-          La religión no exige, el evangelio sí.

El vestido viejo es la religión, el vestido nuevo es el evangelio.

Contexto:

La parábola es la respuesta a una pregunta de los discípulos de Juan.

Juan había sido asesinado, pero Jesús estaba con ellos. Juan es el que abre el camino, pero Jesús es el camino. Jesús les dice, ustedes ahora no tienen que ayunar. Yo he venido a liberarlos del formalismo religioso y colocarlos en una vida nueva basada en el amor y el amor no necesita normas para poder expresarse.

La nueva vida que les ofrezco se basa en el amor, tendrá su fundamento en un sacrificio hecho por amor y tendrá que vivirse amando a los demás.

En la religión el amor no tiene cabida.

Jesús manifiesta en la parábola, la incompatibilidad entre lo viejo y lo nuevo.

No se puede remendar un vestido viejo con un pedazo de tela nuevo. La desgastada tela del vestido viejo no va a resistir y se va hacer un hueco peor. La nueva vida que Jesús ofrece es tan exclusiva que resulta imposible vivir como religioso y como cristiano.

No se puede vivir pensando que se es justificado por las obras (“Obediencia”) y al mismo tiempo que se es justificado por la fe.

El vino nuevo no puede almacenarse en odres viejos porque en el proceso de fermentación el envase se rompe. Solo el odre nuevo resiste el vino nuevo. La felicidad que produce la vida nueva no puede experimentarse en medio de una vida religiosa.

Entonces, el sentido de esta parábola es resaltar la idea de que resulta necio cualquier intento de acomodar lo viejo a lo nuevo. Dios nunca pretendió reformar el judaísmo, lo que quiso hacer fue presentar al mundo algo completamente nuevo. El evangelio.

Existe una incompatibilidad total entre el judaísmo y el evangelio, entre la ley y la gracia, entre la religión y la nueva vida en Cristo.

El evangelio no puede envasarse en una vida religiosa. El evangelio ha de envasarse en corazones cambiados, en corazones nuevos, desprovistos de toda forma de religiosidad.

La religiosidad se quiebra frente a la presión del amor al prójimo. El religioso es incapaz de amar pues confía en sí mismo y en sus méritos. El orgullo le impide amar a los demás. (El fariseo de la parábola).

No es posible ser libres en Cristo en medio de una vida religiosa.

El vestido nuevo y el vino nuevo son la justificación por la fe y la alegría de la salvación.

El comentario que hace Lucas en 5:39: Es una anotación irónica de Jesús. Muchos prefieren el vino viejo porque se sienten más cómodos viviendo una vida que no les exige demasiado.

Cuando estos evangelios comenzaron a circular en las Iglesias, el problema era el riesgo de abrazar lo viejo, de acomodarse a las tradiciones religiosas, el riesgo de perder la frescura y la espontaneidad del amor fraternal y la pasión por la predicación del evangelio.

Las nuevas Iglesias no debían acudir a los remiendos. En otras palabras, era inaceptable que en la Iglesia se presentara la mezcla de evangelio y religiosidad. El énfasis era lo nuevo.

Como nos habla esta parábola hoy?.

El énfasis de Jesus, es el vestido nuevo, la vida nueva. No voy a hablar de religiosidad. Voy a dar el mensaje a la inversa.

1.     Indolentes. (Con nuestra vida. No hacer nada)

La Iglesia de hoy se ha acomodado. De alguna forma le gusta el vestido viejo. El Vino Viejo.

Vivimos mas en apariencia y preocupados por las apariencias que por la esencia. Cuando vivo mas preocupado por lo que otros piensen de mi lo que estoy mostrando es mi religiosidad.

Preocupados por lo externo y no por el corazón.

Preocupados por hacer y no por ser.

Hay falta de autenticidad.

Hace rato que el corazón dejo de cambiar

Vivimos vidas poco exigentes. No nos preocupa la vida que llevamos.

Hemos sido llamados a una vida nueva y no hacemos nada para vivirla.

Sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos.

Ilustro con este pasaje:

Mateo 7:1-5

El religioso o el que vive en la vida vieja o con el vestido viejo está pendiente de los errores de los demás, de los pecados de los demás para señalarlos.

El que vive en la vida nueva o con el vestido nuevo está pendiente de sus propios errores para corregirlos y de sus propios pecados para arrepentirse.

El religioso vive una falsa espiritualidad basada en la creencia de que es perfecto. El que vive en una vida nueva vive una verdadera espiritualidad basada en la fe y en la seguridad de que Dios le ayudara a cambiar.

Nos habla de la indolencia porque sabiendo lo que hay que hacer no lo hacemos. Nos hemos conformado con una vida sin sabor para nosotros y sin sabor para la comunidad en la que vivimos.

No hemos experimentado a veces esa sensación?. La sensación de que mi vida como cristiano no tiene sabor. Es el producto de la indolencia de no hacer nada para cambiar la situación.

Es como decirle a Jesús: No voy a hacer nada para alcanzar una vida nueva.

En contraste con lo anterior:

No nos gusta lo nuevo en el corazón, pero nos gusta lo nuevo que nos ofrecen.

El afán por lo nuevo nos consume. El imperio de lo efímero. Se tiene la idea de que lo nuevo es lo mejor. Es así como consumimos altas cantidades de basura religiosa y el mensaje de Jesús ofreciendo una vida nueva se ve como algo viejo y sin atractivo.

Si Jesús estuviera aquí, que tendría que decirnos para hacernos entender de la importancia de la vida nueva que el ofrece?.

Es que en la práctica estamos despreciándola.  

La vida continua. Vivimos el día a día de una vida sin sabor. Y no estamos haciendo nada. Eso es ser indolentes. Dios nos llama a dejar de ser indolentes y comenzar a ser diligentes con nuestra propia vida.

2.     Indiferentes. (Con los demás y con nosotros mismos. No nos importa).

Jesús vino a ofrecer una nueva vida basada en el amor. Una vida que tiene que vivirse amando a los demás.

Esto parece no encontrar cabida ni en la sociedad ni en la Iglesia de hoy. El amor que no necesita excusas para ser expresado no encuentra lugar en el mundo de hoy. La indiferencia es el pan de cada día.

Quien se sacrifica por los demás?. ¿Donde estamos los que decimos seguir el ejemplo de Jesús?

Ahora. A muchos ni siquiera nos importa nuestra propia vida. El barco se hunde cada día un poco más y somos un espectador más del naufragio.

Particularmente creo que la cantidad de información que hoy se maneja (En su mayoría sesgada, amañada y con fines de condicionar), en aspectos religiosos, históricos, antropológicos y de todo tipo, ha hecho creer a la gente que está bien informada, pero en realidad lo que tienen en su cabeza es un auténtico caos mental, una gran confusión. 

Esto ha causado que muchos no sepamos ni en que ni a quién creerle. Esto ha contribuido a que nos volvamos indiferentes. La causa, cambiar las Escrituras por el internet.

Ilustro con este pasaje:

Santiago 1:26-27

Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. (El Bocon: 1. No es confiable, Habla de lo que no sabe y no mide el alcance de lo que dice).

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Nos hemos acostumbrado también a ver la tragedia todos los días. Y como no nos toca de cerca nos hemos vuelto insensibles, indiferentes.

No se puede vivir con el vestido nuevo sin amar al prójimo.

La indolencia y la indiferencia han ocasionado en nosotros tristeza. Y muchos hemos aprendido a convivir con esa tristeza. No estamos gozando de la felicidad del vino nuevo.

Así como pregunte hace un rato sobre la vida sin sabor, ahora pregunto:

¿Somos verdaderamente felices en Cristo? No contestemos de manera automática.

No estoy preguntando si es feliz en la Iglesia, si es feliz con los amigos que tiene en la Iglesia, si se siente bien en la Iglesia. ¿Estoy preguntando si es feliz en Cristo?

Conclusion:

Creo que Dios hoy está haciendo una súplica a su pueblo. Dirán: Dios suplicando. Si suplicando. Creo que Dios nos ha hablado de muchas maneras, de muchas formas.

Deja de ser indolente. Ocúpate de tu vida. Trabaja conmigo en cambiar tu corazón. Ya está bueno de una vida sin sabor.

Deja de ser indiferente. Amate a ti mismo y a los demás. Ya está bueno de una vida triste.

Déjate conquistar por mí para que puedas gozar de una vida nueva y feliz en mi compañía.

No coloques más parches en mi relación contigo.

No te identifiques con lo nuevo que el mundo ofrece. No dejes que tu fe se vuelva cómoda, no dejes que tu fe se vuelva poco exigente, no dejes que tu fe se vuelva emocional.

El evangelio es el espejo que refleja nuestra condición. Recordemos es la esencia y esa solo puede salir de un corazón cambiado.

Preocúpate por una vida nueva, sigue trabajando en ella y se feliz conmigo.


 

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