Dave Hunt, en un reciente artículo para la iglesia norteamericana escribió lo siguiente:
“Han transcurrido casi 500 años desde Octubre 31, 1517. Necesitamos una nueva Reforma, esta vez más bíblica y más completa. Lo que la Biblia claramente llama ‘pecado’ en los tiempos de hoy es llamado un modo de vivir “alternativo” o “diferente.” Nada es malo y por lo tanto tampoco nada es bueno. La iglesia se ha unido al mundo, el evangelio se ha corrompido y nosotros creemos que a Dios no le importa. Las palabras de Elías de hace 3,000 años nos reprenden ahora, así como lo hizo en ése entonces a Israel:
“¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.” (1 Reyes 18:21)
Más del 90 por ciento de los estadounidenses dicen creer en Dios. Acerca de 80 por ciento se llaman cristianos. Pero cuando se les pregunta cómo definen a Dios, las respuestas varían de la “Madre Tierra” a un “poder superior.” Aún aquellos que dicen ser ‘nacidos de nuevo’ niegan que Jesucristo es el “único camino a Dios.” Aproximadamente el 70 por ciento de los estadounidenses, de los cuales el 64 por ciento se llaman ‘nacidos de nuevo’ y el 40 por ciento de los llamados evangélicos, rechazan la idea que existe una verdad absoluta.
Y muchos de aquellos que dicen creer en absolutos, han caído como víctimas del desinterés universal de hablar la verdad. En una descripción profética para nuestros días, Dios advirtió:
“Así se le vuelve la espada al derecho, y se mantiene alejada la justicia; y a la verdad se le hace tropezar en la plaza, y no le damos lugar a la honradez. No se ve la verdad por ninguna parte; al que se aparta del mal lo despojan de todo. El Señor lo ha visto, y le ha disgustado ver que no hay justicia alguna. (Isaías 59:14, 15).”
Pocas veces en la vida de la Iglesia de Cristo ha habido tanta confusión como en la actualidad. Jamás tanto desinterés por la verdad. Tanto desinterés por amar esta Verdad. Difícil encontrar otra época en la historia cristiana donde los pastores y líderes hayan jugado a la iglesia como ahora. Ya seamos Pentecostales, Bautistas, Carismáticos, Reformados o sin “Denominación”, todos estamos sumergidos en soberbio lío espiritual.
Creemos que sabemos hacia dónde vamos, pero los resultados visibles arrojan otra medición. Nuestras iglesias están llenas de gente. Cristo está de moda. Ser un cristiano -no católico- es “casi ya’ parte de una nueva cultura que nos rodea. Los pastores parecen flautistas de Hamelin, y multitudes de ovejas les siguen a ciegas. No importa lo que crean, prediquen, o sean sus vidas personales y familiares. Pero, la ausencia de compromiso nuestro con Cristo, la auto-negación de lo que somos y quisiéramos ser, de nuestras agendas personales, brilla por su ausencia. Verdad y Práctica no se abrazan a mitad de camino.
“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. “(Luc 9:57 -62)
Ahora se nos habla de creyentes que no son discípulos de Cristo, ni se someten a su Señorío. Les han dicho y profetizado que ya eso no es necesario para ser salvos. Ahora somos “socios de Dios’ en sus proyectos. Ahora sembramos semillas en el Reino e invertimos en el banco celestial para cosechar o cobrar cheques materiales y económicos. Ahora hacemos transacciones con Dios… si me das te doy…..Ahora somos nosotros los que diseñamos el traje que nos ponemos para decir y mostrar cómo y quién es un creyente.
¡Quien sabe si de momento se desatará una persecución física contra los no creyentes porque parecería que ellos serán los aborrecidos del mundo!. Ellos, los impíos e inconversos serian los llevados a las hogueras por su firme testimonio de pecado. Los nuevos cristianos que pretenden formar una súper sociedad cristina y gobernar el mundo ¡quizás lo hagan!. En otras palabras,… estamos sin rumbo.
Jamás la Iglesia de Cristo ha coqueteado tan descaradamente con el mundo. Con los políticos. Con los gobiernos. Ahora profetizamos por dinero y honra quienes serán presidentes del país. Estamos de luna de miel con las riquezas, el dinero, las posesiones y el poder. Con los colores, sabores y música del mundo. ¡Es increíble! La iglesia tiene hoy una aceptación casi universal por parte de la sociedad actual y del mundo que le rodea que provocaría a envidia a Cristo y sus Apóstoles. Algo esta cancerígenamente mal, muy mal y casi haciendo metástasis.
El Señor Jesucristo advirtió:
“Esto os mando: Que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
“Han transcurrido casi 500 años desde Octubre 31, 1517. Necesitamos una nueva Reforma, esta vez más bíblica y más completa. Lo que la Biblia claramente llama ‘pecado’ en los tiempos de hoy es llamado un modo de vivir “alternativo” o “diferente.” Nada es malo y por lo tanto tampoco nada es bueno. La iglesia se ha unido al mundo, el evangelio se ha corrompido y nosotros creemos que a Dios no le importa. Las palabras de Elías de hace 3,000 años nos reprenden ahora, así como lo hizo en ése entonces a Israel:
“¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.” (1 Reyes 18:21)
Más del 90 por ciento de los estadounidenses dicen creer en Dios. Acerca de 80 por ciento se llaman cristianos. Pero cuando se les pregunta cómo definen a Dios, las respuestas varían de la “Madre Tierra” a un “poder superior.” Aún aquellos que dicen ser ‘nacidos de nuevo’ niegan que Jesucristo es el “único camino a Dios.” Aproximadamente el 70 por ciento de los estadounidenses, de los cuales el 64 por ciento se llaman ‘nacidos de nuevo’ y el 40 por ciento de los llamados evangélicos, rechazan la idea que existe una verdad absoluta.
Y muchos de aquellos que dicen creer en absolutos, han caído como víctimas del desinterés universal de hablar la verdad. En una descripción profética para nuestros días, Dios advirtió:
“Así se le vuelve la espada al derecho, y se mantiene alejada la justicia; y a la verdad se le hace tropezar en la plaza, y no le damos lugar a la honradez. No se ve la verdad por ninguna parte; al que se aparta del mal lo despojan de todo. El Señor lo ha visto, y le ha disgustado ver que no hay justicia alguna. (Isaías 59:14, 15).”
Pocas veces en la vida de la Iglesia de Cristo ha habido tanta confusión como en la actualidad. Jamás tanto desinterés por la verdad. Tanto desinterés por amar esta Verdad. Difícil encontrar otra época en la historia cristiana donde los pastores y líderes hayan jugado a la iglesia como ahora. Ya seamos Pentecostales, Bautistas, Carismáticos, Reformados o sin “Denominación”, todos estamos sumergidos en soberbio lío espiritual.
Creemos que sabemos hacia dónde vamos, pero los resultados visibles arrojan otra medición. Nuestras iglesias están llenas de gente. Cristo está de moda. Ser un cristiano -no católico- es “casi ya’ parte de una nueva cultura que nos rodea. Los pastores parecen flautistas de Hamelin, y multitudes de ovejas les siguen a ciegas. No importa lo que crean, prediquen, o sean sus vidas personales y familiares. Pero, la ausencia de compromiso nuestro con Cristo, la auto-negación de lo que somos y quisiéramos ser, de nuestras agendas personales, brilla por su ausencia. Verdad y Práctica no se abrazan a mitad de camino.
“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. “(Luc 9:57 -62)
Ahora se nos habla de creyentes que no son discípulos de Cristo, ni se someten a su Señorío. Les han dicho y profetizado que ya eso no es necesario para ser salvos. Ahora somos “socios de Dios’ en sus proyectos. Ahora sembramos semillas en el Reino e invertimos en el banco celestial para cosechar o cobrar cheques materiales y económicos. Ahora hacemos transacciones con Dios… si me das te doy…..Ahora somos nosotros los que diseñamos el traje que nos ponemos para decir y mostrar cómo y quién es un creyente.
¡Quien sabe si de momento se desatará una persecución física contra los no creyentes porque parecería que ellos serán los aborrecidos del mundo!. Ellos, los impíos e inconversos serian los llevados a las hogueras por su firme testimonio de pecado. Los nuevos cristianos que pretenden formar una súper sociedad cristina y gobernar el mundo ¡quizás lo hagan!. En otras palabras,… estamos sin rumbo.
Jamás la Iglesia de Cristo ha coqueteado tan descaradamente con el mundo. Con los políticos. Con los gobiernos. Ahora profetizamos por dinero y honra quienes serán presidentes del país. Estamos de luna de miel con las riquezas, el dinero, las posesiones y el poder. Con los colores, sabores y música del mundo. ¡Es increíble! La iglesia tiene hoy una aceptación casi universal por parte de la sociedad actual y del mundo que le rodea que provocaría a envidia a Cristo y sus Apóstoles. Algo esta cancerígenamente mal, muy mal y casi haciendo metástasis.
El Señor Jesucristo advirtió:
“Esto os mando: Que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Más todo esto os hará por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.” (Jn 15: 17-23)
Pero nosotros somos más sabios que El. Que los apóstoles. Hemos encontrado las formas y medios para que Cristo, Su Cruz y nosotros ya no seamos rechazados y aborrecidos por el mundo exterior. Ya tenemos sus mismos labios y gargantas, nos interesan las mismas cosas, luchamos por los mismos fines materiales y económicos, de status social. Nos callamos con el mensaje de Cristo cuando lo debemos proclamar desde las azoteas. Nos avergonzamos de hablar de Él. Nos avergonzamos de ser contados con el pueblo de Dios verdadero. Ya no queremos salir afuera del campamento a llevar su vituperio. Nos avergüenza el Cristo verdadero y su mensaje absoluto. (Heb 13:12-14). Ya no queremos cargar ni Su Cruz ni la nuestra. (Mat. 10:38. Luc 9:23)
Por igual hemos aprendido dentro de la iglesia reunida a jugar con el mensaje de Dios, ha centrarlo en el hombre y sus necesidades (por no decir sus necedades) y no a proclamar todo el Consejo de Dios, y los pocos que todavía lo hacen lo hacen distantes de Su Pueblo, sentados en sus primera sillas y asientos de sus sinagogas esperando el momento que las humildes ovejas les llamen ¡Rabí!!! Pastor!!!. Por inconcebible que parezca, existen iglesias que obligan a las hermanos a dirigirse con el titulo de Pastor o Reverendo a sus líderes como si esta humilde función fuera un puesto eclesiástico, un rango perteneciente a una casta superior espiritual o más grave aún, como si las ovejas fueran de los pastores terrenales y no del Gran Pastor Celestial. ¡Gracias a El por las excepciones dentro de Su Pueblo!
¿Lo peor de todo?,…la tendencia de dividir el pueblo de Dios entre lo secular y lo sagrado, comenzando con sus líderes y ministros. El éxito o fracaso aparente de un ministro de Dios ya se mide por términos humanos, por su brillantez exegética, tamaño de su iglesia, o territorio y alcance de su “apostolado” y no por las vidas transformadas de gloria en gloria y para la gloria de EL a través de sus ministerios. Hemos dividido en inútiles fragmentos el sacerdocio de todos los creyentes y lo que significa que todos somos ministros a tiempo completo del Señor Jesús. Aquí necesitamos una gran reforma.
Muchos predicadores quienes son vistos como ministros a tiempo completo, no son ministros a los ojos del Señor. Conocemos a muchos pastores que reciben un salario pero que no ministran al Señor. No tienen ninguna carga de Él. No le buscan diligentemente en oración. Y no obtienen sus “sermones” de Él. En vez de esto, ellos toman prestados sus “sermones” de otros predicadores. De sus libros. Tales ministros son meros asalariados, que reciben un cheque por hacer su trabajo. Están faltos de oración, sin una palabra fresca del cielo y del trono de Dios. Sus ovejas se mueren de hambre y sed., aunque por afuera dicen “somos ricos y no tenemos necesidad de nada” (Apoc 3:17)
También conozco hermanos que tienen un conocimiento mucho más profundo de Cristo que los hombres que le pastorean. Esos son lo que quiero que sean mis amigos. Estas personas no reciben ni un centavo por ministrarle al Señor. Pero son conocidos en el cielo como ministros a tiempo completo. Son intercesores, con hambre por la verdad, sirviendo a Dios de todo corazón. Y son dados a la oración, encerrándose en silencio con Cristo con más frecuencia de lo que comen o descansan. Estos son ministros verdaderos, que hace tiempo han crecido mucho más que su pastor. De hecho, su pastor puede ser un náufrago, no un ministro de Dios.
Estamos firmemente convencidos de que Dios desea que cada creyente tome parte en el ministerio a tiempo completo. La Escritura nos dice que todos somos llamados como sacerdotes delante del Señor. Sin embargo, primero tenemos que quitar de nuestras mentes que el ministerio a tiempo completo es una posición o profesión. A los ojos del Señor, el ministerio a tiempo completo es ministrarle a él mismo. Dicho de manera simple, podríamos estar como el apóstol Juan, abandonados en una isla, y podemos estar en el ministerio a tiempo completo. De hecho, consideramos a Juan uno de los ministros más nobles en la historia de Dios y Su pueblo.
Y cuando ya no necesitemos más el aplauso humano, no necesitemos más una asignación, un plan o tomar parte en alguna obra grande, no necesitemos el respaldo humano o credenciales teológicas, no necesitemos una congregación o un edificio de iglesia, entonces, estaremos listos para lo que Dios ve como ministerio a tiempo completo.
Y esta es la nueva reforma que necesitamos: Hombres y mujeres a tiempo completo en la obra del señor. Congregaciones que ya no sigan a ciegas a sus líderes sino al Señor de su Iglesia. Pastores que se despojen de una vez por todas del servilismo humano y sus tradiciones y doctrinas de hombres y sigan al Jefe de Su Iglesia: ¡A Cristo el Señor!
La nueva reforma que necesitamos deberá comenzar por cuestionar todo a nuestro alrededor. El porqué hacemos las cosas como las hacemos. No somos católicos para no poner en balanza a nuestras madres iglesias o denominaciones, sus líderes, sus doctrinas, sus prácticas y sus enseñanzas. Debemos comenzar (luego de pesar nuestro corazón) por ese tenebroso rincón de la casa y después proseguir con lo que nos coloca un gran peso de tradiciones humanas y de pecados para no correr la carrera que tenemos por delante. (Heb12:1-2) Y aunque nos hemos propuesto en estos artículos él no hablar de nosotros mismos, en lo personal, esa es mi decisión.
Hoy miro (y oigo) hombres que son ministros de Cristo que conocieron al Señor bajo nuestro ministerio hace ya años atrás. Otros que dieron sus primeros pasos o se formaron al lado nuestro. Eso nunca lo podrán borrar de sus historiales recientes. Pero también hoy los veo cometiendo los mismos errores que yo cometí,… y hasta peores. Están haciendo las mismas cosas (y aun con más daño de el que nosotros hicimos), que una vez ellos evaluaron como negativas, que hacíamos mal. A algunos de ellos solo quiero decirles, que cuando Dios pesó en balanza mi ministerio, el mismo fue hallado falto. Falto de El sobretodo.
¡Solo espero que el Señor no encuentre sus ministerios tan faltos o más que el nuestro, ya que su disciplina será implacable! Será preferible huir, escondernos, negarlo en la práctica y pecar, que hacerlo a EL parte de nuestro orgullo y corrupción ministerial o personal.
Pero volvamos al tema de la reforma que hoy nos urge. La gran diferencia hoy con Octubre 3 del 1517, es que los temas básicos no son doctrinales en esencia, aunque hay muchos temas graves doctrinales que tenemos que enfrentar. No son temas como los que provocaron la reforma de Lutero o Calvino. Es aun más complejo. Se trata de un asunto del corazón, de la mente, del espíritu y de la voluntad. Pero que a muy pocos realmente les importa.
Será la gran tarea de todos el volver a traer el pensamiento de lo que es e implica una verdadera conversión a Cristo. Ese cambio radical de corazón, mente y voluntad. El radical abandono de la idolatría al Yo, nuestras agendas y ambiciones personales. Y decimos que es complejo porque una gran parte de la iglesia no piensa de esta forma. Piensa y siente igual que el mundo que le rodea. Por ello una “Iglesia con Propósito” al diseño de Rick Warren es una iglesia ya sin propósitos divinos.
Es volver a traer los conceptos claros de que es Su Iglesia, como funciona, y como deben ser sus líderes. En este tema creo que la iglesia de hoy es hija de una reforma inconclusa de los siglos que nos precedieron. El volver a la sencillez de la predicación de la palabra, el evangelismo abierto y el enseñar la Palabra de casas en casas y no solo en un centralismo peligroso en los sermones pastorales dominicales. Esto implica revisar y “revirar” muchos de los conceptos de la vida espiritual, de la iglesia reunida, el culto dominical, los sermones, las estructuras físicas, el uso del dinero.
En fin, es una tarea descomunal la que todos debemos enfrentar por delante.
Por igual conlleva el desarraigar las apostasías reinantes, como las falsas doctrinas centradas en lo sobrenatural, la prosperidad material o aspectos de la “adoración” actual. Ya es hora de que la iglesia detenga y eche fuera de nosotros a esos músicos que provocan, como unos Juan Luís Guerra cualquiera, a los inconversos y borrachos a bailar merengues y salsas con el sagrado nombre de Jesús en sus letras y líricas. De no hacerlo pronto, Las Avispas se nos devolverán y nos picaran en medios nuestros cultos y asambleas.
Es hora de con el “azote de cuerdas” de la Palabra de Dios volquemos las mesas de los cambistas en el templo, de los que venden corderos y palominos para ayudarnos a adorar. Esta nueva casta de adoradores y sus casas disqueras se han convertido en los nuevos santos de yeso de nuestras iglesias, son la nueva decoración de nuestros “altares”, donde la gente va casi a postrarse ante ellos y adorarles. Ya no podemos vivir sin ellos y sus melodramas en las iglesias. Es hora de borrar del panorama los reguetones evangélicos, el “rap” blasfemando a Cristo, los tatuajes del corazón, los aretes del alma. Basta de toda esta maldad e inmundicia en nuestros medios santos como es Su Iglesia.
Es hora de una nueva reforma que traiga el centralismo de nuestras vidas alrededor de la Palabra de Dios, en las oraciones, la comunión unos con otros y el partimiento del pan. Ya basta de llamarle “sacramentos” al bautismo y sobretodo a la Cena de Señor, de llamarles “medios de la gracia’, de hacerlos un ritual mensual, sino hacerlos parte esencial de nuestra obediencia y adoración diaria y semanal al Altísimo. (Hech. 2:41-47)
Y por último, saber en el Espíritu que a Satanás y sus huestes le queda tiempo ya muy poco tiempo. Por lo tanto su furia, sus estratagemas y sus artimañas cada vez son más en número, en fortalezas y en decepción. Por ello hace falta una reforma del entendimiento espiritual que nos rodea. Del mundo maligno que nos acosa. Todavía Satanás anda ofreciendo todos los reinos de esta tierra a quienes postrados cumplan sus deseos. Hoy necesitamos volver a recordar esta oferta y no caer en las trampas del maligno. (Mat. 4:8-10)
Por ello, con los ojos puestos en Jesús, leamos con los ojos del alma, de nuevo, esta poción de la escritura:
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; (Ef. 6:10- 18)
Hoy existe una multitud de creyentes inconformes y llenos de interrogantes que quieren ver y ser parte de una nueva transformación espiritual de Su iglesia. Un volver a las simples raíces de la Fe Evangélica. Juntos a ellos lo único que podemos es exclamar y acudir al Trono de la Gracia para que el Señor envié mas y nuevos obreros, no contaminados, a su mies, y que a nosotros que nos trasforme cada vez más a imagen de Su Hijo.
Y que tengamos claro lo siguiente: mientras un halito de vida quede en nosotros, lo importante no es como comenzamos la carrera de la Fe, los tropiezos que hemos tenido o que le hayamos causado a otros, lo importante es acabar, terminar nuestra carrera aceptos por El. Con honra delante de El. Para Su gloria.
Dave Hunt escribio con T.A. McMahon en 1.985, un libro llamado "La Seduccion De La Cristiandad", cuya primera edicion en español salio en 1.988 bajo el auspicio de Editorial Portavoz. Este hombre siempre ha sido una atalaya en la sociedad evangelica americana, ha sido una voz en el desierto. Lo que nosotros como latinos debemos pensar es que toda la literatura que tomamos muchas veces como base de nuestras predicaciones y enfoques eclesiasticos proviene de Estados Unidos. Analicemos lo que el dice. "No sera que el riesgo es demasiado".
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