Al leer estas líneas muchos pensaran que escribo por enésima vez sobre lo mismo y tendrán razón en parte. Esta vez le daré un enfoque algo diferente. Vayamos a Juan 6:60-71:
Por eso muchos de sus discípulos, cuando oyeron esto, dijeron: Dura es esta declaración; ¿quién puede escucharla?
61 Pero Jesús, sabiendo en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?
63 El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
64 Pero hay algunos de vosotros que no creéis. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que le iba a traicionar.
65 Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.
¶66 Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con El.
67 Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también?
68 Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.
70 Jesús les respondió: ¿No os escogí yo a vosotros, los doce, y sin embargo uno de vosotros es un diablo?
71 Y El se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste, uno de los doce, le iba a entregar.
El Señor Jesucristo siempre fue fiel a su mensaje, al mensaje que el Padre le había encomendado dar. Luego de alimentar a 5.000 personas quienes le seguían por los milagros y por lo que daba, les predica sobre El como el pan de vida. Fue tal la controversia y la reacción de la gente que todos se fueron excepto los 12. A ellos Jesús les dice que también pueden irse si así lo desean. Imagínese usted con una Iglesia de 5.000 personas, predica un mensaje y todos se van ¿Cómo quedaría?, ¿Cómo se sentiría?. A Jesús no le importo que se fueran. Él no quería gente sin compromiso, gente sin convicción, gente interesada. El conflicto se presenta por “El Mensaje”. Hoy día, se predica cualquier mensaje con Jesús como excusa, como justificación. Hoy día se nombra a Dios como nombrar un pan o una rosquilla. El mensaje ya no causa conflicto sino que produce complacencia. Este tipo de mensaje ha derivado en un cristianismo insípido, desabrido y carente de testimonio. El propósito central de la Biblia es que Dios sea reconocido como Rey de las naciones y para serlo primero debe ser reconocido como Rey de cada una de nosotros. Lo segundo es que atraves de nuestro testimonio el nombre de Dios sea reconocido, adquiera fama y renombre por la obra que ha hecho en nuestra vida cambiándonos y transformándonos en nuevas criaturas. Hoy esto se ha invertido. Al cristiano no se le reconoce por la obra de Cristo sino por lo prospero que es. Tal ha cambiado el mensaje. Los predicadores de hoy no hablan sobre Lucas 12:15.
¿Cómo se si soy un buen cristiano?. En primer lugar debo preguntarme si Dios es el Rey de mi vida, en segundo lugar si la vida que llevo exalta el nombre de Dios. Si la gente alaba a Dios por mi vida y reconocen su obra en mí y en tercer lugar si predico el mensaje correcto.
Porqué el titulo. Porque hoy hacemos cualquier cosa para tener a la multitud en la Iglesia. El mensaje se ha cambiado por visiones, estrategias de marketing, pirámides y demás en aras de mantener feliz a la multitud. Que Dios nos libre de ser seducidos por la multitud. Esto pasa cuando no buscamos la gloria de Dios sino hacernos un nombre y prestigio para nosotros mismos. Por ultimo respondamos esta pregunta: ¿Nos escandaliza el mensaje de la cruz?.
Dios les bendiga
No hay comentarios:
Publicar un comentario