Texto:
13 Que nadie diga cuándo es tentado: Soy tentado por[m] Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal[n] y El mismo no tienta a nadie. 14 Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión[o]. 15 Después, cuando la pasión[p] ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte. 16 Amados hermanos míos, no os engañéis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto viene[q] de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. 18 En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las[r] primicias de sus criaturas.
Idea Central:
Nuestra maldad nos lleva a pecar teniendo como resultado decadencia en la vida espiritual.
Introducción
La maldad esta en nuestro corazón. Nosotros somos nuestros principales enemigos. Siempre buscamos en las cosas externas las razones de nuestra debilidad.
Dios no nos coloca tentaciones. Dios no permite que seamos tentados.
I. La Maldad (Condición del corazón) (14)
Exegesis
Pocos reconocemos la maldad que hay en nuestro corazón. Siempre vemos los pecados de otros y no los nuestros. Mateo 7:4-5.
El primer paso para crecer en lo espiritual es ser consciente de nuestra maldad.
Resonancia:
Vivimos en la época de lo relativo. Nada es bueno ni malo. Todo depende.
Vivimos en la época en que nos hemos vuelto especialistas en justificarnos.
La iglesia ha sido afectada. Podemos estar en la más grande maldad y no lo reconocemos. Buscamos justificaciones de todo tipo.
II. El Pecado (Acto) (15)
Exegesis:
El pecado es consecuencia de una condición interior. El pecado es el reflejo de un corazón enfermo.
Antes de pecar se ha dado un proceso interno. El pecado es el resultado.
Jesús hizo énfasis en el corazón del hombre. Mateo 15:8: Este pueblo de labios me honra;
Más su corazón está lejos de mí.
Resonancia:
Vivimos en una época donde el pecado abunda. Los corazones enfermos se cuentan por millares. Somos testigos de una u otra manera de crímenes, violaciones, robos, maltrato y mucho más.
Vivimos en un tiempo donde la humanidad esta enferma.
La iglesia no es ajena. El pecado abunda. El pecado ha engañado a muchos creyentes. Quiero resumir en una frase del teólogo Miguel Núñez: “Hay una cosa peor que no ser cristiano y es no serlo y creer que lo eres”.
III. La Decadencia (Condición Final). (15)
Exegesis:
El resultado de la maldad y el pecado es la decadencia espiritual (Muerte). Poco a poco y sin darnos cuenta nuestra espiritualidad va siendo consumida, dando lugar a una vida de maldad.
El resultado de la maldad y el pecado consiste en que poco a poco nos vamos alejando de Dios y cuando nos venimos a dar cuenta es tarde.
La maldad y el pecado engañan hasta producir la muerte.
Resonancia:
Vivimos en un mundo decadente. La decadencia se ve todos los días en el egoísmo, la falta de solidaridad, la intolerancia, el crimen, etc.
Vivimos en un mundo donde los actos corresponden más a los de animales salvajes en medio de la jungla que a hombres y mujeres hechos a la imagen y semejanza de Dios.
La iglesia no es ajena a esto. Hoy día vemos en la iglesia envidias, murmuraciones, conspiraciones y mucho más.
Tal es la decadencia que a pesar de lo que se conoce de Di0s y de la Palabra se persiste en actuar equivocadamente.
Conclusión:
Dios nos hizo renacer. Todo don perfecto viene de Él. Nos hizo renacer para ser nuevas criaturas. 2 Cor 5:17, para ser nuevos hombres y nuevas mujeres.
No permitamos que esa nueva criatura que somos vuelva de nuevo a la vieja naturaleza de donde fuimos rescatados.
Si hoy estamos en decadencia, podemos comenzar otra vez. Dejemos que Dios restaure lo que nosotros hemos destruido.
Dios les bendiga
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