INTRODUCCION:
El máximo modelo de líder-siervo para el evangelista, es Jesucristo. Pero la Biblia nos da otro ejemplo valioso de un evangelista que fue verdadero siervo; un hombre mortal, como todos nosotros; un pecador, como todos nosotros; salvado por la fe (en el Cordero de Dios), como todos nosotros. Su nombre es Juan el Bautista.
Juan el Bautista unió dos Testamentos, dos siglos, dos milenios. Él es un noble ejemplo para nosotros, que vivimos y ministramos en la unión de dos milenios.
Además, era un predicador itinerante.
En el desierto de Palestina, el Espíritu Santo fundió con fuego las cualidades de un siervo y de un predicador lleno de pasión.
I. JUAN EL BAUTISTA ESTABA SEGURO DE SU LLAMADO.
¿Está usted seguro de su llamado?
1. Juan el Bautista fue llamado por Dios para evangelizar, aunque había nacido en una familia de sacerdotes.
Fue llamado a hacer un llamado.
2. Juan el Bautista fue un profeta y a la vez un evangelista por excelencia, aunque en la Biblia nunca se lo llama evangelista explícitamente.
Es evangelista como nosotros, porque “anunciaba las buenas nuevas”
(Lucas 3.18).
No tenemos que tener nuestra propia asociación evangelística o tener los equipos técnicos más modernos y una gran carpa para hacer obra de evangelistas.
Si usted tiene la convicción de un evangelista, si predica el arrepentimiento y la fe en el Cordero de Dios, si está haciendo fielmenteobra de evangelista... usted es un evangelista.
3. Juan el Bautista sentía pasión por su llamado.
La oposición, que lo acosaba a cada paso, no lo desvió de su camino. Juan 1.23: “Yo soy la voz.”
Jesús era el Verbo, y Juan era la voz. ¡Qué voz!
Si usted es llamado por Dios para predicar el evangelio, hágalo con pasión y entusiasmo.
4. Juan el Bautista tenía corazón de evangelista.
Su corazón sólo encontraba descanso al saber que el evangelio era predicado ampliamente.
Mientras él languidecía en prisión, Jesús le informó sobre el progreso del evangelismo: “A los pobres es anunciado el evangelio” (Mateo 11.5). Esa seguridad le dio valentía para enfrentar la espada.
Jesús sabe cómo alentar a sus evangelistas: con un sencillo informe de que las almas son salvadas.
II. JUAN EL BAUTISTA CONTABA CON EL CARÁCTER PARA LLEVAR A CABO SU MISION.
1. Él era moralmente puro.
2. El era humilde.
Juan no podía soportar el orgullo, no importa cuánto la gente tratara de disfrazarlo de piedad. Un hombre verdaderamente humilde tiene una capacidad, dada por Dios, de detectar cualquier forma de orgullo.
Todo lo que Juan vestía, comía y hacía irradiaba humildad.
Romanos 12.3: “...que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura.”
Juan el Bautista lideraba y guiaba a las personas con humildad, no por su posición.
Su modus operandi era: “Es necesario que él [Jesús] crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3.30).
Fue un grande, pero al mismo tiempo fue pequeño. No esmde extrañarse que se dijera de él: “Es con la noche que él hace el día.”
Un verdadero evangelista nunca se exhibe a sí mismo como evangelista, sino comprende que es solamente una herramienta en las manos de Dios.
Juan el Bautista vivía, predicaba y actuaba en forma tan similar al Mesías esperado, que las personas creyeron que era él.
Este hombre inspiraba a las personas con sus ideales, viviéndolos en la práctica de la vida diaria.
¿Se parece su vida a la de Cristo?
4. Juan el Bautista no estaba preocupado por su imagen.
No estaba tratando de agradar a las personas.
5. Juan el Bautista era honesto en todos los aspectos.
No tomaba el crédito cuando era claro que no le correspondía.
6. Juan el Bautista ministraba gozosamente.
Proclamar a Cristo nunca ha sido fácil. Pero ni siquiera por un momento él lo consideró una carga.
Juan 3.29: “Mi gozo está cumplido.”
7. Debido a su pureza moral, su honestidad, su humildad y sus convicciones, Juan el Bautista era creíble.
En Mateo 21 dice que los recaudadores de impuestos y los pecadores le creían (21.32).
Ellos pusieron su fe en el Salvador porque el mensajero era creíble.
III. JUAN EL BAUTISTA PREDICO EL MENSAJE CORRECTO.
Vemos la figura de Juan el Bautista recortándose contra el cielo azul, con su largo cabello flotando en el viento, y las palabras de las Buenas Nuevas resonando en el valle.
Su predicación era evangelística hasta la raíz, y teológicamente sana.
1. Juan el Bautista habló de la naturaleza pecaminosa del corazón del hombre, y llamó al pecado, pecado.
Algunas formas de encarar lo que en la actualidad se llama “evangelismo” son una vergüenza para el evangelio; en ellas se ha borrado la palabra “pecado” de su vocabulario.
Compañeros evangelistas, tengan mucho cuidado y fíjense muy bien de quién reciben información, especialmente en temas bíblicos que no son negociables.
El pecado sigue siendo pecado, y aún separa a las personas de Dios. Produce angustia, desesperanza, soledad, y rompe el corazón.
El evangelio trata la realidad del pecado para redención.
2. Juan el Bautista predicaba el arrepentimiento.
Mateo 3.2: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Cuanto más nos acercamos al final de esta era, más claro debe ser nuestro llamado al arrepentimiento.
3. Juan el Bautista predicaba la gracia.
Juan 1.17: “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.”
La salvación es por gracia, del principio al fin.
4. Su mensaje estaba basado en la Biblia. Él conocía bien las Escrituras y las citaba con frecuencia (Mateo 3.3). Las Escrituras eran la autoridad final para él.
2 Timoteo 4.2: “Que prediques la palabra.”
5. Juan tenía una visión equilibrada del Espíritu Santo (Juan 1.32).
Su predicación estaba llena del Espíritu Santo.
6. Su predicación estaba centrada en Cristo y se basaba en la redención.
Juan señalaba a Jesús: “Mirad, el Cordero de Dios.”
7. Juan el Bautista predicó buscando un veredicto.
Juan 3.36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”
Cuando las personas lo escuchaban, exclamaban: “¿Qué haremos?” (Lucas 3.10).
8. Su predicación era sensacional, pero no debido a los milagros que realizaba. En realidad, no hay registro de que haya realizado ningún milagro en todo su ministerio.
Su mensaje no cambió a lo largo de los años. Fue el mismo al final de su ministerio, que había sido en el comienzo.
10. Juan el Bautista no hacía concesiones al predicar su mensaje. Predicaba el mismo mensaje al rey y a la gente común.
¡El evangelista siempre tiene a Dios entre el público!
Un carácter íntegro y creíble produce un mensaje creíble.
Ademas, Juan el Bautista se preocupo mucho por la conservación de resultados en el evangelismo. Por eso pasaba tiempo con las personas interesadas y las exhortaba (Lucas 3.10, 11, 18).
El secreto del verdadero crecimiento de la iglesia es la conservación de los resultados de la evangelización por medio del discipulado personal con cristianos que demuestren con sus cualidades de fe y carácter que son “sal”.
Mateo 5.13: “Vosotros sois la sal de la tierra.”
Ilustración: Escribí a Coca-Cola para preguntarles cuál era su meta como empresa. Me escribieron la siguiente respuesta: “Colocar una Coca-Cola al alcance de la mano de todo elque la desee.”
¿Tenemos una meta similar para la evangelización del mundo?
Las personas están buscando el agua viva que está en Cristo. ¿Podemos, como evangelistas del mundo, colocar el evangelio al alcance de la manode sus almas?
IV. JUAN EL BAUTISTA FUE HONRADO POR DIOS POR SU SERVICIO.
1. Dios lo honró dándole resultados verdaderamente asombrosos. Los pecadores no sólo respondían, sino que también se arrepentían (Mateo
3.6).
Dios honrará cualquier intento honesto de predicar el evangelio.
2. Juan el Bautista dejó un legado evangelístico. Su ministerio continuó, aun después que su voz se acalló.
Si somos fieles, Dios nos dará más de lo que esperamos y nos usará más de lo que pensamos que podemos dar.
3. Juan el Bautista tuvo una gran influencia en el mundo. Líderes de estado lo escuchaban. Las personas se agolpaban para escucharlo. Todos lo consideraban un gran profeta (Mateo 21.26).
A sus ojos, él era un gigante; era tan grande que parecía vivir en una
atmósfera diferente.
Ilustración: El historiador judío del siglo primero, Josefo, dijo de Juan el Bautista: “[Las personas] parecían dispuestas a hacer cualquier cosa que él les aconsejara.”
Juan comprendía la influencia que tenía sobre la sociedad, pero jamás abusó de ella.
El evangelista crece en estatura a medida que las personas responden a su mensaje.
4. Dios honró a Juan el Bautista permitiéndole sufrir en su nombre
Muchos cristianos tienen una perspectiva errada de las aflicciones. Cuando las sufren, creen que son una falla en la soberanía de Dios. El apóstol Pedro habla de la “bienaventuranza” del sufrimiento (1 Pedro 4.14).
Ilustración: Después de escuchar predicar a un joven, la esposa del fallecido G. Campbell Morgan dijo: “Es un buen predicador”, a lo cual el ilustre maestro de la Biblia respondió: “Sí, y será mejor predicador cuando haya sufrido un poco.”
CONCLUSION.
Estamos seguros del llamado?
Tenemos el carácter y la determinación para llevar a cabo nuestra misión?
Predicamos el mensaje correcto?
Que dice Dios de nuestro servicio?
Hoy muchos de nosotros queremos evangelizar, todos tenemos el anhelo y el deseo en el corazón de que la gente llegue a Cristo, pero ¿Cómo los estamos haciendo?.
El máximo modelo de líder-siervo para el evangelista, es Jesucristo. Pero la Biblia nos da otro ejemplo valioso de un evangelista que fue verdadero siervo; un hombre mortal, como todos nosotros; un pecador, como todos nosotros; salvado por la fe (en el Cordero de Dios), como todos nosotros. Su nombre es Juan el Bautista.
Juan el Bautista unió dos Testamentos, dos siglos, dos milenios. Él es un noble ejemplo para nosotros, que vivimos y ministramos en la unión de dos milenios.
Además, era un predicador itinerante.
En el desierto de Palestina, el Espíritu Santo fundió con fuego las cualidades de un siervo y de un predicador lleno de pasión.
I. JUAN EL BAUTISTA ESTABA SEGURO DE SU LLAMADO.
¿Está usted seguro de su llamado?
1. Juan el Bautista fue llamado por Dios para evangelizar, aunque había nacido en una familia de sacerdotes.
Fue llamado a hacer un llamado.
2. Juan el Bautista fue un profeta y a la vez un evangelista por excelencia, aunque en la Biblia nunca se lo llama evangelista explícitamente.
Es evangelista como nosotros, porque “anunciaba las buenas nuevas”
(Lucas 3.18).
No tenemos que tener nuestra propia asociación evangelística o tener los equipos técnicos más modernos y una gran carpa para hacer obra de evangelistas.
Si usted tiene la convicción de un evangelista, si predica el arrepentimiento y la fe en el Cordero de Dios, si está haciendo fielmenteobra de evangelista... usted es un evangelista.
3. Juan el Bautista sentía pasión por su llamado.
La oposición, que lo acosaba a cada paso, no lo desvió de su camino. Juan 1.23: “Yo soy la voz.”
Jesús era el Verbo, y Juan era la voz. ¡Qué voz!
Si usted es llamado por Dios para predicar el evangelio, hágalo con pasión y entusiasmo.
4. Juan el Bautista tenía corazón de evangelista.
Su corazón sólo encontraba descanso al saber que el evangelio era predicado ampliamente.
Mientras él languidecía en prisión, Jesús le informó sobre el progreso del evangelismo: “A los pobres es anunciado el evangelio” (Mateo 11.5). Esa seguridad le dio valentía para enfrentar la espada.
Jesús sabe cómo alentar a sus evangelistas: con un sencillo informe de que las almas son salvadas.
II. JUAN EL BAUTISTA CONTABA CON EL CARÁCTER PARA LLEVAR A CABO SU MISION.
1. Él era moralmente puro.
2. El era humilde.
Juan no podía soportar el orgullo, no importa cuánto la gente tratara de disfrazarlo de piedad. Un hombre verdaderamente humilde tiene una capacidad, dada por Dios, de detectar cualquier forma de orgullo.
Todo lo que Juan vestía, comía y hacía irradiaba humildad.
Romanos 12.3: “...que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura.”
Juan el Bautista lideraba y guiaba a las personas con humildad, no por su posición.
Su modus operandi era: “Es necesario que él [Jesús] crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3.30).
Fue un grande, pero al mismo tiempo fue pequeño. No esmde extrañarse que se dijera de él: “Es con la noche que él hace el día.”
Un verdadero evangelista nunca se exhibe a sí mismo como evangelista, sino comprende que es solamente una herramienta en las manos de Dios.
Juan el Bautista vivía, predicaba y actuaba en forma tan similar al Mesías esperado, que las personas creyeron que era él.
Este hombre inspiraba a las personas con sus ideales, viviéndolos en la práctica de la vida diaria.
¿Se parece su vida a la de Cristo?
4. Juan el Bautista no estaba preocupado por su imagen.
No estaba tratando de agradar a las personas.
5. Juan el Bautista era honesto en todos los aspectos.
No tomaba el crédito cuando era claro que no le correspondía.
6. Juan el Bautista ministraba gozosamente.
Proclamar a Cristo nunca ha sido fácil. Pero ni siquiera por un momento él lo consideró una carga.
Juan 3.29: “Mi gozo está cumplido.”
7. Debido a su pureza moral, su honestidad, su humildad y sus convicciones, Juan el Bautista era creíble.
En Mateo 21 dice que los recaudadores de impuestos y los pecadores le creían (21.32).
Ellos pusieron su fe en el Salvador porque el mensajero era creíble.
III. JUAN EL BAUTISTA PREDICO EL MENSAJE CORRECTO.
Vemos la figura de Juan el Bautista recortándose contra el cielo azul, con su largo cabello flotando en el viento, y las palabras de las Buenas Nuevas resonando en el valle.
Su predicación era evangelística hasta la raíz, y teológicamente sana.
1. Juan el Bautista habló de la naturaleza pecaminosa del corazón del hombre, y llamó al pecado, pecado.
Algunas formas de encarar lo que en la actualidad se llama “evangelismo” son una vergüenza para el evangelio; en ellas se ha borrado la palabra “pecado” de su vocabulario.
Compañeros evangelistas, tengan mucho cuidado y fíjense muy bien de quién reciben información, especialmente en temas bíblicos que no son negociables.
El pecado sigue siendo pecado, y aún separa a las personas de Dios. Produce angustia, desesperanza, soledad, y rompe el corazón.
El evangelio trata la realidad del pecado para redención.
2. Juan el Bautista predicaba el arrepentimiento.
Mateo 3.2: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Cuanto más nos acercamos al final de esta era, más claro debe ser nuestro llamado al arrepentimiento.
3. Juan el Bautista predicaba la gracia.
Juan 1.17: “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.”
La salvación es por gracia, del principio al fin.
4. Su mensaje estaba basado en la Biblia. Él conocía bien las Escrituras y las citaba con frecuencia (Mateo 3.3). Las Escrituras eran la autoridad final para él.
2 Timoteo 4.2: “Que prediques la palabra.”
5. Juan tenía una visión equilibrada del Espíritu Santo (Juan 1.32).
Su predicación estaba llena del Espíritu Santo.
6. Su predicación estaba centrada en Cristo y se basaba en la redención.
Juan señalaba a Jesús: “Mirad, el Cordero de Dios.”
7. Juan el Bautista predicó buscando un veredicto.
Juan 3.36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”
Cuando las personas lo escuchaban, exclamaban: “¿Qué haremos?” (Lucas 3.10).
8. Su predicación era sensacional, pero no debido a los milagros que realizaba. En realidad, no hay registro de que haya realizado ningún milagro en todo su ministerio.
Su mensaje no cambió a lo largo de los años. Fue el mismo al final de su ministerio, que había sido en el comienzo.
10. Juan el Bautista no hacía concesiones al predicar su mensaje. Predicaba el mismo mensaje al rey y a la gente común.
¡El evangelista siempre tiene a Dios entre el público!
Un carácter íntegro y creíble produce un mensaje creíble.
Ademas, Juan el Bautista se preocupo mucho por la conservación de resultados en el evangelismo. Por eso pasaba tiempo con las personas interesadas y las exhortaba (Lucas 3.10, 11, 18).
El secreto del verdadero crecimiento de la iglesia es la conservación de los resultados de la evangelización por medio del discipulado personal con cristianos que demuestren con sus cualidades de fe y carácter que son “sal”.
Mateo 5.13: “Vosotros sois la sal de la tierra.”
Ilustración: Escribí a Coca-Cola para preguntarles cuál era su meta como empresa. Me escribieron la siguiente respuesta: “Colocar una Coca-Cola al alcance de la mano de todo elque la desee.”
¿Tenemos una meta similar para la evangelización del mundo?
Las personas están buscando el agua viva que está en Cristo. ¿Podemos, como evangelistas del mundo, colocar el evangelio al alcance de la manode sus almas?
IV. JUAN EL BAUTISTA FUE HONRADO POR DIOS POR SU SERVICIO.
1. Dios lo honró dándole resultados verdaderamente asombrosos. Los pecadores no sólo respondían, sino que también se arrepentían (Mateo
3.6).
Dios honrará cualquier intento honesto de predicar el evangelio.
2. Juan el Bautista dejó un legado evangelístico. Su ministerio continuó, aun después que su voz se acalló.
Si somos fieles, Dios nos dará más de lo que esperamos y nos usará más de lo que pensamos que podemos dar.
3. Juan el Bautista tuvo una gran influencia en el mundo. Líderes de estado lo escuchaban. Las personas se agolpaban para escucharlo. Todos lo consideraban un gran profeta (Mateo 21.26).
A sus ojos, él era un gigante; era tan grande que parecía vivir en una
atmósfera diferente.
Ilustración: El historiador judío del siglo primero, Josefo, dijo de Juan el Bautista: “[Las personas] parecían dispuestas a hacer cualquier cosa que él les aconsejara.”
Juan comprendía la influencia que tenía sobre la sociedad, pero jamás abusó de ella.
El evangelista crece en estatura a medida que las personas responden a su mensaje.
4. Dios honró a Juan el Bautista permitiéndole sufrir en su nombre
Muchos cristianos tienen una perspectiva errada de las aflicciones. Cuando las sufren, creen que son una falla en la soberanía de Dios. El apóstol Pedro habla de la “bienaventuranza” del sufrimiento (1 Pedro 4.14).
Ilustración: Después de escuchar predicar a un joven, la esposa del fallecido G. Campbell Morgan dijo: “Es un buen predicador”, a lo cual el ilustre maestro de la Biblia respondió: “Sí, y será mejor predicador cuando haya sufrido un poco.”
CONCLUSION.
Estamos seguros del llamado?
Tenemos el carácter y la determinación para llevar a cabo nuestra misión?
Predicamos el mensaje correcto?
Que dice Dios de nuestro servicio?
Hoy muchos de nosotros queremos evangelizar, todos tenemos el anhelo y el deseo en el corazón de que la gente llegue a Cristo, pero ¿Cómo los estamos haciendo?.
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