Al enterarnos del terremoto y tsunami ocurridos en Japón y ver la destrucción, muerte y desolación se nos arruga el corazón. Dios nos ha mostrado en su Palabra, que por encima de los intereses particulares e individuales esta el bien general, ese bien general que cada ser humano debe procurar con sus actos. Desde hace mas de 40 años, varios países han usado el lecho marino para realizar pruebas nucleares y atómicas, llevando a cabo explosiones de inmenso poder destructivo. Sin ser físico, entiendo que estas explosiones producen presión hacia la tierra y también impulsan el agua alrededor de las mismas. Algunos afirman que esta es la principal causa de los terremotos y tsunamis. Es más algunos terremotos han coincidido con algunos de estos “experimentos”. El pacifico ha sido uno de los lugares predilectos para este tipo de pruebas y no entiendo el porqué si se sabe de las fragilidades geológicas, de las fallas y de la cantidad de volcanes submarinos. Ante lo anterior reflexiono, pienso y me pregunto: ¿Es válido experimentar cuando sabemos que los efectos son tan destructivos y el costo de vidas humanas tan alto?, ¿Es válido experimentar cuando han sucedido tantas tragedias seguidas de la misma índole y en una misma zona?. Ahora bien, agreguémosle un agravante, los experimentos en su gran mayoría son para probar armas de guerra o blindaje, pregunto ¿Qué beneficio le trae a la humanidad probar que soy el mejor, el más fuerte, el que tengo más capacidad destructiva?, ¿Si acabamos con el mundo donde vamos a vivir?. La historia ha demostrado con suficiencia que al hombre no le importa lo que suceda, le importa es su ambición y el poder cueste lo que cueste. Por eso el mensaje de Jesús es tan resistido, tan rechazado (Aunque hoy es aceptado por muchos debido a la laxitud del mensaje que se predica). Jesús nos llama a amar al prójimo, a ser solidario con el prójimo, a buscar el bien común, a compartir con el necesitado, a ayudar al pobre y a la viuda, a dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Si la cantidad de dinero que se invierte en armas se invirtiera en comida, vestido y en obras para el bienestar común en el mundo no existiría gente necesitada. Basta ya de protestas basadas en el humanismo, protestemos con el mensaje de la cruz, que el hombre se aparte del egoísmo, de la soberbia, que se vuelva a Dios, que considere a su prójimo como a el mismo, “QUE AME A SU PROJIMO COMO A SI MISMO”. Levantemos a una nuestra voz, que retumbe en todo el mundo, no queremos más armas, no queremos más pruebas nucleares autodestructivas, queremos construir un mundo donde el amor y la solidaridad sean los principios que conducen toda relación humana. El hombre destruye más de lo que construye. Por cada boda que se celebra se destruyen muchos más matrimonios, por cada drogadicto que se rehabilita muchos más inician su vida de adicción y….. Construyamos un mundo mejor, eso es posible solo de la mano del Señor. El nos enseña lo que es amar y nos aleja del egoísmo que nos vuelve insensibles. Si muchas veces un gesto, una mirada, una palabra, hiere y nos mata por dentro que se deja para lo demás, hasta llegar a matar y asesinar gente por nuestro egoísmo. Así como usamos las redes sociales para cosas que muchas veces no aprovechan, les invito a utilizarlas ahora para decir no más armas, no más pruebas atómicas, no más pruebas nucleares, queremos inversión en bienestar no inversión en armas, por favor no acabemos con la tierra, con la casa que Dios nos regalo para vivir en ella, vamos a conservarla, vamos a amar en vez de odiar, porque el egoísmo es una manera de odiar a nuestro prójimo.
Dios les bendiga
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