“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”.
INTRODUCCION:
Santiago en su epístola, expone lo que es la verdadera
religión. El contexto del libro es de gente extremadamente religiosa, gente que
privilegiaba las apariencias sobre la esencia. En ese sentido era mas
importante el concepto que los demás tenían de la persona, Se cuidaba mucho la
imagen. Jesús los describía a los religiosos así: “Hacen las cosas para ser
vistos por los hombres”.
¿Cuánto de eso se puede estar viviendo en la iglesia
de hoy, no lo sé?
Este aspecto de la lengua, que en realidad no es el
órgano en si sino su uso tiene especial énfasis en la temática de Santiago.
Exegesis:
Estudio de términos
Cree: Estar bien según su propio juicio o evaluación.
Religioso: Temeroso de Dios
Refrena: Acción de frenar el caballo.
Lengua: Cuidar de que digo o que hablo.
Engaña: Es una decepción para sí mismo.
Religión: Incoherencia.
Vana: Inútil.
Se podría parafrasear este versículo de la siguiente
manera:
Aquel que de acuerdo a su propio juicio se cree
temeroso de Dios y no es capaz de frenar su lengua de la misma manera que el
jinete al halar al caballo lo frena, se decepciona así mismo, aunque no se de
cuenta, es incoherente y toda su vida espiritual es inútil.
Tres palabras que nos deja este versículo:
1. Decepción: Cuando usamos mal la lengua nos decepcionamos a nosotros mismos y a los demás.
2. Incoherencia: Cuando usamos mal la lengua negamos lo que somos.
3. Inutilidad: Cuando usamos mal la lengua estamos siendo inútiles.
Que utilidad puede haber en lo que decimos cuando es un chisme, por ejemplo.
Vamos a ampliar la exegesis con Santiago 3:8
Frente a estas cosas, que hacer:
Domarla: Domesticar. Ejemplo, el perro.
La idea es la de quitarle fuerza. Frenar el daño.
Tratar de hacer el menor daño posible con ella.
“Si no podemos domar la lengua, el reto es madurar”.
¿Como se evidencia la madurez?: En que hablamos menos
y actuamos más.
Es decir, priman los hechos sobre las palabras.
Nuestros hechos evidencian lo que somos. Hay coherencia entre lo que decimos y
hacemos. Esa es la religión verdadera.
Si se trata de no practicar la falsa religión,
entonces practiquemos la verdadera religión. El que está en la verdadera
religión es el que crece en madurez. Aquel que por haber alcanzado madurez es
sabio y por esa sabiduría puede educar su lengua.
Proverbios 4:24: Guardas tu corazón cuando guardas tu
lengua.
“Aparta de ti la perversidad de la boca,
Y aleja de ti la iniquidad de
los labios”.
Resonancia:
¿Qué nos dice a nosotros hoy?
La resonancia va encaminada a mostrar aquellas situaciones en las que nuestras palabras son decepcionantes, incoherentes e inútiles.
Y lo primero que hay que decir es que estamos frente a una generación que no piensa, donde hablar sin pensar es algo natural.
Entonces no hablamos de domar la lengua, pero si podemos hablar de madurar en nuestra manera de hablar.
En este sentido vamos a hacer una aplicación positiva.
Una
persona madura en su manera de hablar es:
I.
Es Confiable
Habla con
sinceridad. No habla a las espaldas de nadie.
No divulga
la vida privada de su prójimo.
Sabe guardar
secretos.
II.
Habla De Lo Que Sabe.
No habla por hablar.
Cuando habla es por que le consta o tiene evidencia
de lo que está diciendo.
No hace conjeturas ni especulaciones.
Cuando es ignorante sobre un tema no le da pena
admitirlo.
En ese sentido sabe callar.
La lengua digital.
Robert Frost (1874-1963) Poeta
estadounidense.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda.
Abraham Lincoln (1808-1865) Político
estadounidense.
Se necesitan dos años para
aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.
Noel Clarasó (1905-1985) Escritor
español.
De lo que
no puedo hablar tengo la obligación de callarme.
III.
Mide El Alcance De Lo Que Dice.
No habla más de la cuenta.
No ofende con sus palabras, mas bien intenta
animar, ayudar, consolar, construir con ellas, sanar con ellas.
El tema aquí es el efecto.
Aclaración decretos y afirmaciones.
No es bocón.
Conclusión:
Volvemos a las tres palabras
iniciales:
Decepción
Incoherencia
Inutilidad
¿Mi manera de hablar decepciona,
es incoherente con lo que digo que soy y es en la mayoría de las veces inútil?
Si
hiciéramos el ejercicio de evaluar el efecto de nuestras palabras en un día.
¿Cuál sería el resultado?
Mi oración a Dios es: Ayúdame a
ser maduro en mi manera de hablar para que de esta manera viva la verdadera
religión.
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