Es un documento en el que se compilo la enseñanza de los apóstoles. Fue escrito alrededor de los años 68 a 70 DC. Resume de manera muy practica situaciones que se daban en la Iglesia del siglo I y como enfrentarlas. Colocando un ejemplo, la didajé me enseña como identificar un falso profeta de la siguiente manera:
- No todo el que habla en espíritu es profeta, sino el que tuviere el modo de vida del Señor. Así, pues, por su modo de vida se conocerá el verdadero y falso profeta.
- El Apóstol no permanecerá entre vosotros sino un solo día; si hubiere necesidad, otro más. Pero si permaneciere tres días, es un falso profeta.
- Al salir de entre vosotros, el apóstol no ha de tomar nada consigo, si no fuere pan, hasta su nuevo alojamiento. Más si pidiere dinero, es un falso profeta.
- Todo profeta que manda poner una mesa en espíritu, no come de ella; en caso contrario, es un falso profeta.
- Y si un profeta enseña la verdad, pero no cumple lo que enseña, es un falso profeta.
- El que dijere en espíritu: Dame dinero y otras cosas, no le escuchéis; más si dijere que se dé para otros necesitados, que nadie le juzgue.
Tratando de interpretar lo que cada recomendación quiere decir encontramos lo siguiente:
En primer lugar, el profeta debía tener el mismo estilo y modo de vida de Jesús en sus connotaciones físicas, económicas, morales y espirituales. En la práctica ser igual a Jesús en su manera de vivir. Si esto no era así, era catalogado como falso profeta.
En segundo lugar, el profeta que abusara de la hospitalidad y amor de los hermanos permaneciendo en su casa por más de dos días era considerado falso profeta.
En tercer lugar, el profeta no podía llevarse nada de la casa en donde había estado hospedado y mucho menos pedir dinero, porque era catalogado como falso profeta.
En cuarto lugar, todo aquel que sirve al Señor como profeta pretendiendo lucro personal es considerado como falso profeta.
En quinto lugar, si un profeta enseña y no vive lo que enseña es un falso profeta.
En sexto lugar, el que te diga en espíritu dame dinero y otras cosas para mí no se lo des, pero si lo pide para ayudar a otros nadie lo juzgue. Si alguien utilizaba su ministerio de profeta para lucro personal había que rechazar de tajo tal actitud. En caso de que el dinero o las cosas fueran a ser destinadas a una obra social o de ayuda al prójimo necesitado no había que juzgarlo pensando que tenia doble intención. De todas maneras el creyente estaba en la libertad de dar o no dar, nunca había presión, el que la ejerciera seria considerado inmediatamente como falso profeta.
Estas instrucciones prácticas compartidas por los apóstoles y compiladas por algún escriba, nos dan a conocer que las malas prácticas ministeriales estuvieron presentes desde el inicio de la Iglesia. La historia nos provee de documentos que amplían el panorama para así entender mejor las cosas. Por último, si hacemos una comparación entre la Iglesia del Siglo I y la de hoy, ¿Qué encontramos?, si es lo mismo, Si identificamos a los falsos profetas, ¿Qué estamos haciendo para descubrirlos?, ¿Los estamos denunciando o aceptando?. Los apóstoles fueron claros, si encuentras en ellos estas actitudes y comportamientos identifícalos como falso profetas. ¿Quién dijo miedo?. Si algún hermano tiene datos adicionales que aportar sobre el tema, le invito a que los envie a mi correo domefi@gmail.com.
Ver texto completo de la didajé en:
http://multimedios.org/docs/d001318/
Dios los bendiga
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