Este es el consejo que una vez le dio el apóstol Pablo a Timoteo, y precisamente se lo dice de esa manera porque la responsabilidad de mantener el fuego avivado, encendido, con llama flameante y alta era de Timoteo. Nadie podía hacer eso por El. Muchos buscamos que oren por nosotros, muchos buscamos que nos incluyan en cadenas de oración o en peticiones de intercesión y otros hasta hacemos pactos (pagamos), para que otros oren por nosotros. Cuan equivocados estamos. Nadie puede hacer lo que yo he dejado de hacer. Es responsabilidad mía y de nadie más que mi vida espiritual se mantenga, se sostenga. Por otra parte, muchos queremos un mover de Dios sobrenatural (Avivamiento) y pensamos que solo con desearlo Dios va a estremecer los cielos y la tierra. Atraves de la historia, los avivamientos se han dado como resultado de la oración, la consagración y la dedicación de un pueblo que ama a Dios y pone a Jesús y su Reino por encima de todo. Que hay que orar?, es cierto, pero también hay que apartarse delo pecado, consagrarse a Dios y dedicarse a hacer lo que El quiere que hagamos, es decir, meternos en su agenda y no como hacemos muchas veces, hacemos una agenda y metemos a Dios en ella. Aviva el fuego es la Palabra que Dios tiene para nosotros hoy. Queremos una vida plena, llena, controlada por el Espíritu Santo, rebosante, consagrada?. Busquemos a Dios, arrepintámonos de corazón, consagrémonos a Él y estemos cada día constantes en oración y veremos como el fuego crece día a día en nuestros corazones. Preguntémonos: ¿Cómo esta nuestro corazón?, ¿Encendido, flameante o apagado y en cenizas?. Dios nos dice en esta mañana: Aviva el Fuego, no pretendas que nadie lo haga por ti y además nadie puede hacerlo por ti. ¿Tomaras hoy la decisión de volver a comenzar si es necesario?. Solo en su presencia hay plenitud de gozo.
“Si mi pueblo se humillare y oraren y buscaren mi rostro y se arrepintieren de sus malos caminos, entonces y oiré desde los cielos, perdonare sus pecados y sanare su tierra”. 2 De Crónicas 7:14 (Paráfrasis).
Dios les bendiga
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