En la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional, el primer ministro de China ordenó a sus funcionarios concentrarse en hacer un determinado esfuerzo para "hacer feliz a la gente." FELIZ ha convertido en una palabra, el nuevo grito de guerra para los burócratas de esa vasta y poderosa nación, desplazando a la favorita más reciente: "Armonía"
"Feliz, feliz, feliz." Parece haberse convertido en la única palabra que al momento cuenta en un país con más de 1,3 millones de personas que supuestamente tienen " un ojo perspicaz para la oquedad de campañas de la propaganda". Pero me pregunto: ¿Y la comida? ¿O la vivienda? ¿O agua potable? ¿O la educación?
Hace años leí la siguiente cita en una popular revista británica: "La felicidad es la única cualidad en la vida que nunca se puede encontrar mediante la búsqueda. Si buscamos conocimiento, podemos aplicarnos en estudiar, si la lucha es por el poder, es posible, tenerlo en una variedad de formas. La mayoría de las cosas en la vida se puede encontrar si buscamos con persistencia y determinación."
Sin embargo, como señala el autor del artículo, no es el caso de la felicidad. No se puede adquirir y tener a través de una búsqueda incesante.
En mis más de nueve décadas de experiencia en la vida, he tenido la oportunidad de interactuar con gente en muchas partes del mundo, he observado que las personas que están tratando de ser felices son, en su mayor parte, gente deprimida e insatisfecha. La felicidad, como la palabra en sí misma lo indica, depende en última instancia de los acontecimientos – de las cosas que nos pasan - que muchas veces son totalmente ajenas a nuestra voluntad.
No sólo en China, sino también en todas partes del mundo, encontramos con hombres, mujeres y hasta niños en la búsqueda perpetua de la felicidad, lo que quiere decir que su estado de ánimo está condicionada a responder ante lo que les sucede. Esto es cierto para todos los segmentos de la sociedad, incluido el mundo empresarial y profesional cuando las circunstancias pueden cambiar radicalmente en un instante, la felicidad ser desplazada por la desesperación.
Frente a esta realidad, es importante darse cuenta de que hay una maravillosa y mucho mejor alterativa: LA ALEGRÍA.
La escritora Karen Mains nos ofrece esta idea: "La alegría no fluctúa con los altibajos de la vida sino que se eleva por encima de las circunstancias. La alegría es un estado de bienestar interior, tanto como sus exuberantes expresiones externas..." Nos recuerda que la alegría no se puede fabricar, la alegría no puede ser agendada, la alegría no puede exigirse.
He aquí una descripción que marca claramente la alegría duradera de la felicidad temporal: "La alegría es un canto interior que no puede ser silenciado por las circunstancias negativas del exterior."
En última instancia, como señala la Sra. Mains, la alegría es la consecuencia de una relación sana y creciente con Dios. Ella escribe: "Debemos de enraizarnos con Dios. Debemos de incrementar nuestra adoración al Padre, identificando más la presencia de Cristo en nuestra vida diaria, y ser cada vez más obedientes al Espíritu Santo...”
Esta es la razón por la Biblia hace que esta simple declaración: "El fruto del Espíritu es la alegría" (Gálatas 5:22). En un día típico, la felicidad se puede ir y venir. Pero incluso en el lugar de trabajo, la verdadera alegría puede soportar incluso la adversidad.
Tomado y adaptado de Toma tres el Lunes por la mañana, escrito y publicado por Robert D. Foster. Se otorga libremente permiso para reproducirse con los créditos apropiados y se anima a hacerlo. Preguntas o comentarios, escriba: 29555 Goose Creek Rd, Sedalia, CO 80135, U.S.A., o fax (303) 647-2315
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