Se ha vuelto muy común que en épocas pre electorales, se escuchen noticias sobre la visita de candidatos sea cual sea su aspiración, a templos, iglesias, comunidades religiosas, etc. Estas visitas no hacen parte de un acercamiento a Dios y mucho menos de una reflexión de los candidatos acerca del papel que entrarían a jugar si salen elegidos, ni de como ejercerían el poder que el pueblo les otorgaría y tampoco de como beneficiarían a la ciudad en caso de obtener sus credenciales. La razón simple y contundente es que las comunidades religiosas por su crecimiento, aglutinan una gran cantidad de gente. Para los candidatos son potenciales votantes. Por otra parte, muchos líderes religiosos les han seguido el juego a los políticos a cambio de algunas prebendas o concesiones especiales para sus comunidades poniendo el interés particular sobre el general. Este tipo de comportamiento riñe con los principios de Dios. Estoy perjudicando a mi prójimo apoyando tácitamente a un candidato aunque este vaya a gobernar mal y a perpetuar la corrupción, en perjuicio de mi prójimo. Lo anterior va contra el segundo gran mandamiento “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Apocalipsis 13, describe el cuadro completo. Dos bestias. Una grande y una pequeña. La política. La pequeña: La Religión. En este capítulo, se muestra como el la política utiliza a la Religión para manipular y controlar al pueblo en aras de perpetuarse en el poder y que no haya ningún tipo de protesta contra la corrupción. Política y Religión son incompatibles. Que las hayan mezclado para provecho de algunos, es diferente. Se supone que la Religión sea cual sea y en el caso de la mayoría cristiana, es la guardiana de la verdad, de la rectitud y la promotora de la justicia social. Cuando esta se mezcla con la política pierde de inmediato su autoridad, es sal que ha perdido su sabor. Ningún Sacerdote, Pastor o líder religioso alguno debe prestar el altar o pulpito de las iglesias para que se haga proselitismo político y mucho menos inducir a la feligresía a apoyar a un candidato en particular. Eso es perverso!. Más bien debe enseñar a los feligreses a juzgar con rectitud, a tener parámetros para elegir un candidato y votar bien, además de promover el voto libre y a conciencia. Los templos y las iglesias no son para hacer campañas políticas, ni proselitismo de ningún tipo. Mal hace el que acolita tal tipo de actos. En época pre electoral, todos los candidatos piden oración, tratan de mostrar un lado espiritual e interés por gobernar bien pero cuando llegan al poder traicionan al pueblo que los eligió, y la iglesia ni ninguna comunidad religiosa debe patrocinar esto. Como cristiano que soy me pregunto: ¿Qué haría Jesús?. Seguramente lo veríamos con el látigo en la mano limpiando su casa. “Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas. Y les dijo: Escrito está: “Mi casa sera llamada casa de oracion ”, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones. Mateo 21:12-13.
Ojala reflexionemos sobre el tema. La Fe es la Fe, la Política es la Política, Son como el agua y el aceite, no se pueden mezclar, y si se mezclan la una corrompe a la otra, es decir, la fe termina corrompiéndose (Ejemplos hay y muchos). La invitación es a no usar la religión como instrumento para manipular al pueblo. Pregunto: ¿Ver que otros pueblos y ciudades progresan y nosotros seguimos casi igual que hace 40 años no es suficiente?. Seamos sensatos.
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