Este documento trata de presentar el retrato robot de un joven evangélico postmoderno. Al elaborarlo hemos intentado plasmar 17 características. Queremos invitarte a que lo leas y trates de identificarlas. Sin embargo, lo más importante es que al leerlo pienses en los jóvenes de tu iglesia local, especialmente en los adolescentes, y trates de ver hasta que punto este retrato robot refleja la realidad, total o parcial, de la juventud con la que estás trabajando.
El propósito final es ayudarte a entender un poquito mejor cómo son y cómo piensan esos jóvenes con los que has de llevar a cabo tu ministerio y, que implicaciones ha de tener para tu pastoral juvenil.
Buen viaje exploratorio.
José María tiene 16 años y está estudiando secundaria. Ha nacido en una familia evangélica y desde su más tierna infancia acude a la iglesia junto con sus padres. También asiste a las actividades del grupo de jóvenes. Su situación está a medio camino entre la integración y la marcha. No es uno de los jóvenes más fieles del grupo pero va asistiendo.
José María podría dar las respuestas correctas a las preguntas con relación a la fe y la experiencia cristiana. Sin embargo, su conocimiento es bastante teórico. La iglesia le aburre y no le dice gran cosa. No tiene una actitud negativa hacia Dios, pero lo percibe como una realidad bastante lejana y distante de su situación cotidiana. Los cultos se le hacen largos y pesados. Uno sabe con bastante exactitud lo que va a suceder cada domingo.
A veces, por las noches, en la quietud de su cuarto piensa en Dios. Le gustaría experimentar a Dios. Siempre ha oído que Jesús es un amigo que está cerca de ti y nunca te deja. Sin embargo, nunca ha experimentado a Dios en su vida. ¿Por qué Dios se esconde? ¿Por qué es tan difícil conocerlo? Tiene un temor hacia el Señor, temor que le viene de su educación familiar y vinculación con la iglesia. Varias veces le ha pedido a Dios que sea su amigo. Pero para ser honestos, no ha visto ningún cambio significativo en su vida.
Los adultos de la iglesia no han ayudado demasiado a hacer a Dios una realidad cercana en su vida. Algunos domingos, mientras el pastor predica, su mente vaga y piensa en la gente de su congregación. Le cuesta ver una diferencia entre ellos y el resto de la gente. En su opinión, son igual que el resto. La única diferencia significativa es que los domingos no van al campo o a la playa.
Sabe que la Biblia es la Palabra de Dios, pero le cuesta un montón leerla. A veces lo ha intentado, pero no la entiende y no sabe cómo relacionarla con sus necesidades y las situaciones que vive en la vida cotidiana.
Le gusta pasar tiempo en Internet. De hecho, es un auténtico experto. Encuentra fabulosas las oportunidades que este medio le brinda. “Chatea” con gente de medio mundo gracias a sus conocimientos del inglés. Sus padres no siempre están en casa debido al trabajo, por consiguiente, tiene una gran libertad de acción y puede pasar si quiere un par de horas diarias conectado y navegando por la red.
Ha visitado en varias ocasiones páginas pornográficas. Está asombrado de la cantidad de situaciones sexuales que existen y que desconocía. En ocasiones, al visitar algunos sitios con contenido sexual explícito se ha sentido asqueado de las perversiones que se pueden encontrar en la red. Sin embargo, el morbo, la tentación y las hormonas hacen que una y otra vez vuelva a esas páginas. Ha visto tanto y en tan poco tiempo que se considera a sí mismo con bastante experiencia en el campo de la conducta sexual. Por cierto, está muy enfadado por el cierre de Napster. Se ha consolado encontrando otras varías páginas donde puede descargar archivos musicales.
Los vídeo juegos y la televisión son también grandes pasiones para José María. La supervisión paterna no siempre es la más adecuada. De hecho, en casa, puede ver casi todo, a excepción, eso sí, de películas con contenido sexual explícito. Pero bueno, para eso tiene Internet. Le gustan las películas de acción, cuanto más violentas mejor. En ocasiones, sus padres se alarman por la crudeza de las imágenes de algunas películas. Pero su horror dura poco y nunca ha pasado de la indignación momentánea. Cuando sus padres le llaman la atención por la crudeza y violencia de las películas, José María siempre piensa en cómo reaccionarían si vieran algunos de los video juegos violentos que tiene en la computadora.
Sus series y dibujos animados favoritos son producidos en América del Norte, pero también le gustan algunas creaciones japonesas manga. La mayoría de su música –a excepción de algunos grupos locales- está en inglés. No la entiende en su mayor parte pero le gusta como suena. José María se sorprendería de cuán similar es y cuantas cosas tiene en común con jóvenes de otros países y continentes. Aunque a través del “chat” ya empieza a ser bastante consciente de ello.
Sus mejores amigos están en la escuela secundaria donde asiste. Alex, cuyos padres están divorciados. Raquel, que vive sola con su madre desde que ésta se separó. Carlos, que vive con dos hermanastros con quienes se lleva fatal. Su padre se volvió a casar tras el divorcio y le trajo a casa el regalo de sus dos hermanastros. Joaquín, con quien a veces José María comenta en plan de broma que ellos dos son los únicos que tienen una familia normal. Por último está Juana, que sorprendió a todos el pasado verano declarándose abiertamente lesbiana y enamorada de una compañera de la escuela.
La declaración de Juana abrió un gran debate en el seno del grupo de amigos. Muchos no están de acuerdo y consideran que los muchachos han de tener relaciones sexuales con las muchachas. Otros, consideran que cada uno ha de hacer lo que el cuerpo le pide. La mayoría consideran que es una opción personal que cada cual ha de tomar. José María, por ejemplo, nunca optaría por un estilo de vida homosexual pero respeta y considera que es una decisión que incumbe tan sólo a Juana. Los padres de José María no pueden entender esa actitud. En una conversación de sobremesa le explicaran claramente a José María lo que la Biblia decía al respecto y como Dios condenaba la conducta homosexual. Aquello no pareció afectar demasiado a nuestro amigo. Insistió una y otra vez que él lo tenía muy claro y pensaba seguir lo que la Biblia enseñaba, pero ¿Cómo podía juzgar la decisión de Juana? Ella no hacía daño a nadie y era una decisión personal en la que nadie podía meterse.
El padre de José María insistió en que la Biblia afirma que la homosexualidad es pecado y, por tanto, lo es para todo el mundo. La Palabra de Dios es la norma de moral que Dios ha dado a la humanidad. Es clara y tajante al enseñarnos lo que es bueno y es malo.
José María no puede entender como su padre es tan cerrado y poco tolerante con sus amigos. Cada uno ha de ser coherente con lo que piensa y no preocuparse por lo que los demás creen. Lo cierto es que todo esto le crea a José María bastante confusión. Cuando sus amigos le pregunta por qué deja de hacer ciertas cosas o hace ciertas otras, no tiene una argumentación muy clara que presentarles.
De hecho, todavía le da vueltas una y otra vez en su cabeza la pregunta de Joaquín acerca de por qué el cristianismo es la única religión verdadera y todos los demás están equivocados. Su amigo considera que es muy bestia el hacer una afirmación de ese tipo. Joaquín no entiende cómo José María puede ser tan tajante y con una sola frase dejar fuera de juego a millones y millones de personas que creen de forma diferente y se esfuerzan por vivir de forma honesta su fe. El propio Joaquín procede de una familia católica, aunque no excesivamente practicante, y considera, por tanto, ofensivas hacia sus padres las pretensiones de José María de que sólo los evangélicos poseen la verdad.
La última preocupación de José María tiene que ver con las relaciones sexuales. Los amigos discutieron acerca de tener relaciones, no sólo antes de estar casados, sino incluso con un muchacho o muchacha con quien no tienes ningún compromiso pero los dos están de acuerdo. Aquel día José María estuvo especialmente callado. La razón, no sabía que decir ni cómo argumentar. Estaba muy confundido y no podía ver con claridad cuál y por qué era la postura cristiana.
José María no tiene héroes. Las personas que él y sus amigos admiran son gente popular del mundo del deporte, la música y el espectáculo. Sin embargo, no son auténticos héroes. Más bien, muchos de ellos son antihéroes ya que sus vidas dejan mucho que desear desde el punto de vista ético y moral. Incluso, en algunos casos, su inmoralidad añade más morbo a su personalidad. No hay en la iglesia nadie que realmente desafíe su vida y sea un buen modelo a imitar. Jorge, el líder de jóvenes, podría serlo. El pobre, sin embargo, está demasiado ocupado y lleno siempre de actividades.
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