Sardis estaba localizada a unos 45 kilómetros al sudeste de Tiatira, Esta ciudad era famosa por su arte en la fabricación de lana. Alcanzo su mayor prosperidad bajo el gobierno de Creso (560 AC Aproximadamente). Fue decayendo y en el tiempo que fue dominada por los romanos su esplendor era parte del pasado y su futuro era totalmente incierto. El culto principal era el de Artemisa, también conocida como Cibeles. Era un culto inmoral y la lucha de los cristianos era por mantener la pureza. El Señor se presenta como El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas. Los siete espíritus de Dios significan El Espíritu Santo en su perfección y su obra atraves de las siete iglesias. Las siete estrellas representan a los pastores. Jesús comienza con una afirmación bastante seria: “Tienes nombre de que vives y estás muerto”, esto en clara analogía con la situación de la ciudad. La Iglesia de Sardis había perdido su vida espiritual. La Iglesia tenía mucha actividad pero poca espiritualidad. Muy probablemente tenia buena asistencia a los servicios, tenia buena logística, comités que funcionaban, eventos masivos, etc, pero está muerta dice el Señor. Tenía obras pero estas no eran perfectas delante de Dios. Un comentarista (Erdman) dice: “No realizaba nada en el terreno en el terreno espiritual, escasa labor evangelistica, carecían de una enseñanza solida y formación en la Palabra, nula proyección social, cultos formales y solemnes pero de poco impacto y significación”. Una cosa es la actividad bajo la guía y ayuda del Espíritu Santo y otra la que se hace sin contar con El. Esta era la condición de la Iglesia de Sardis. La primera invitación del Señor es: “Se vigilante” (En analogía con dos derrotas militares que había sufrido la ciudad en el pasado). Se refiere a tres cosas: Evalúa, corrige y mantente en el camino. Mira lo que esta malo, corrige tu conducta y luego permanece en el camino correcto, dice Jesús. Luego que corrijas, afirma, estructura, dale solidez a tu vida espiritual tanto individualmente como Iglesia. “No dejen”, implica un despertar, un cambio de actitud. Vigilar y no dejar, son dos actitudes básicas en la vida de todo cristiano. Basta con tener un solo punto débil en el carácter, un punto descuidado en la vida espiritual, para caer victima de nuestros deseos carnales o de la astuta estrategia de Satanás. “La vigilancia (Estar despierto, estar pilas como decimos en Colombia), es el precio de la seguridad. La Iglesia además es amonestada. “Acuérdate de lo que has recibido y oído, guárdalo y arrepiéntete”. El arrepentimiento es el primer paso, luego de arrepentirnos recordaremos la Palabra que hemos recibido y oído. Otro significado es: Vuelve al momento de tu conversión, arrepiéntete, guarda lo que has recibido y deja de estar descuidado. En resumen, el Señor lo que le dice a la Iglesia es que para permanecer fieles, necesita de cinco pasos:
1. Ser vigilante.
2. Afirmar las cosas que están para morir.
3. Acordarse
4. Guardarlo
5. Arrepentirse.
El Señor Jesucristo reconoce al remanente que ha permanecido fiel. Estas personas el las conoce por su nombre y sabe quiénes son, puede señalarlas. Los fieles no han manchado sus vestiduras. Aquí se hace una analogía con la parte cultural que rodeaba los cultos paganos en el Asia Menor. Las ropas sucias descalificaban al adorador y deshonraba al dios, eran tomadas como reflejo del estado del corazón. Las ropas limpias, en contraste reflejaban la pureza moral y habilitaban al creyente para la comunión espiritual. Llegar ente Dios con nuestro corazón sucio es deshonrarle. Nuestro corazón ha de permanecer puro si deseamos tener comunión con Dios. A aquellos que han mantenido su pureza se les hace la promesa: “Andarán conmigo en vestiduras blancas”, lo que significa una consecuencia: “Por cuanto han mantenido limpias sus ropas serán vestidos para siempre de blanco”, simbolizando la santidad divina o la justicia de Cristo. Los que han permanecido puros son dignos de este honor, el de estar con El por la eternidad. La promesa al vencedor concuerda con lo anterior. “El que venciere será vestido con vestiduras blancas”. Estas vestiduras son los cuerpos espirituales con que los fieles han de ser revestidos en la resurrección. (2 Cor 5:1,4). Las vestiduras blancas en la Biblia, denotan:
1. Festividad.
2. Victoria.
3. Pureza.
4. El Estado Celestial.
Todas las asociaciones anteriores, forman en conjunto la promesa de una vida libre de contaminación, brillante, con alegría celestial y coronada con la victoria final. Finaliza el Señor: Al que venciere, no borrare su nombre del libro de la vida. La firme promesa de salvación y confesare su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. Cristo no se avergonzara de reconocer a los suyos. (Mt 10:32).
Dios les bendiga
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