Al leer este texto llama poderosamente la atención la afirmación del Señor. Mi Padre trabaja y Yo trabajo. Quiere significar Jesús con esta afirmación que hay un trabajo que el Padre y El están haciendo juntos y al mismo tiempo, sin embargo la afirmación adquiere su mayor fuerza cuando en el versículo 19 dice: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. (LBLA), es decir el Padre y el Hijo están haciendo lo mismo. El Padre no va por su lado ni el hijo tampoco. Ambos están juntos en esto y al final se consuma con éxito nuestra salvación al morir Jesús en una cruz por nosotros. El Padre y el Hijo estaban de acuerdo en los más mínimos detalles. Pensaban lo mismo, sentían lo mismo por la humanidad, Dios envió a Jesús a caminar una senda que el mismo Padre caminaría y es la misma senda que tú y yo debemos caminar hoy, la senda del amor y la fidelidad a muestro Padre celestial y nuestra renuncia total a nuestra vida para entregársela al Hijo. Jesús no hizo nada diferente a lo que el Padre hubiera hecho si hubiera estado en su lugar.
Reflexión:
¿Cuántas veces nos quejamos de que nuestros esfuerzos no rinden los resultados esperados?, ¿Hacemos planes para que nuestra vida espiritual se levante y nada?, ¿Trabajamos incansablemente en la obra y nada sucede?, ¿Planes y programas van y vienen con los jóvenes, con las parejas, con los niños y nada sucede?. ¿Nos hemos preguntado alguna vez si hemos estado trabajando de acuerdo con Dios?, ¿Si Dios haría con la iglesia lo mismo que estoy haciendo yo ahora?, ¿Alguna vez nos hemos preguntado que siente Dios por la Iglesia en este momento?. El éxito de toda empresa espiritual está en que estemos de acuerdo con Dios en el tipo de trabajo que hay que realizar y en caminar la senda que Dios ha establecido para nosotros. El ejemplo de Jesús, es el ejemplo de la renuncia total a sí mismo, a todo lo que tenía, a todo lo que era, para venir a cumplir una misión encomendada por el Padre (Filipenses 2). Nuestra senda no es distinta. La renuncia a nuestro yo, a nuestro ego, a todas nuestras dignidades humanas es indispensable y necesaria para poder trabajar de acuerdo con Dios y conocer lo que El quiere hacer (Filipenses 3). Recordemos: Estar de acuerdo con Dios hasta en los más mínimos detalles.
Jesús fue diligente en conocer día a día la voluntad del Padre. En los evangelios hay muchas referencias a lo que era la vida de oración del Señor, llegando al clímax máximo de su relación con el Padre en Getsemaní.
Si queremos trabajar con Dios y para Dios dejemos que El dirija todo, que El tome el control total. Si nos reservamos algo para nosotros nos espera el fracaso.
Dios les bendiga
Lectura complementaria: El Kairos de Dios para mi vida. http://bereanocomprueba.blogspot.com/2011/06/el-kairos-de-dios-para-mi-vida.html
3 comentarios:
Que bendición leer esto!! gracias por compartirlo.
obra de Dios
obra de Dios
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