INTRODUCCION:
Esta
parábola corrige la idea de que hay un grupo selecto escogido por Dios para
entrar al Reino de Los Cielos. Aunque tiene mucho que ver con el presente, su
mensaje apunta indudablemente hacia el futuro. Hay dos destinos en la parábola.
Uno para el trigo y el otro para la cizaña. Todo depende de cómo se hace el
viaje.
El
tema es: Jesús, el que conoce el final del viaje, es el que dice cómo debo
hacerlo.
Exegesis:
Esta
parábola, nos acerca una vez más al mundo del campo de la palestina de Jesús.
La cizaña era una de las principales pesadillas del agricultor hebreo. Se
trataba de una planta muy parecida al trigo. Dentro del grano de la cizaña crecía
un hongo altamente venenoso. Si el grano de trigo se infecta con el grano de la
cizaña, la harina de trigo producto de la cosecha producía parálisis
respiratoria y luego la muerte.
En las
sepulturas de la dinastía real egipcia (5000 AC), se han encontrado granos
venenosos de cizaña mezclados con los de trigo. De manera que el fenómeno era
muy frecuente y usual. Los campesinos hebreos con el fin de aliviar la
situación arrancaban la cizaña cuando el cultivo alcanzaba 30 centímetros de
altura. Si se dejaba crecer más la cizaña era imposible arrancarla debido a que
las raíces se entrelazaban. En la siega, entonces era que se separaban los
granos. La cizaña luego se ataba en manojos para utilizarla como combustible
debido a que en Palestina escaseaba la leña. También se hacía comida para
gallinas ya que a estas no les afectaba el veneno. La imagen era muy familiar
para los judíos.
¿Porque
conto Jesús esta parábola? ¿A quién iba dirigida?
La
mayoría de los comentaristas, creen que esta parábola iba dirigida a los
discípulos. ¿Por qué?
En el
judaísmo existía la idea de lo que se ha llamado el “resto santo”. Para
entender esto vayamos a algunos textos del antiguo testamento:
1
Reyes 19:18
Pero
debes saber que siete mil personas no se arrodillaron delante de Baal ni lo
besaron; a ellos yo los voy a dejar con vida.
Isaías
37:22
Porque de
Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo
de Jehová de los ejércitos hará esto.
El
profeta Isaías fue el primer gran teólogo de la idea del remanente. Esta se
trataba de la creencia en un grupo especial formado por los creyentes, por los
justos que perdurarían en el pueblo de Israel hasta que viniera el mesías. El
problema ahora era que los fariseos creían ser ese remanente y por eso no querían
saber nada de los pecadores. Lo mismo ocurría con los esenios quienes para no
contaminarse con los habitantes de Jerusalén (La llamaban: El santuario
contaminado) decidieron aislarse en una comunidad apartada. La idea del remanente
estaba en todos los judíos de la época de Jesús.
Sin
embargo, la predicación y el comportamiento de Jesús chocaban contra esta idea.
Los discípulos se preguntaban. ¿Porque Jesús acoge a los pecadores y come con
ellos? ¿Por qué se contamina con la muchedumbre caída? ¿Por qué le declara la
guerra a los fariseos? ¿Acaso no son ellos el remanente? ¿Cómo es que entre sus
propios seguidores hay pecadores? ¿Cómo puede el mesías tolerar esta situación?
Todavía quedan muchos malvados en Israel. ¿Cómo es posible que el Reino de Dios
haya llegado? ¿Por qué no elige de una vez al remanente?
La parábola
del trigo y la cizaña la respuesta de Jesus a todas estas preguntas. Es la
explicación del maestro ante el asombro que produce su comportamiento. Jesús se
opone radicalmente, en contra incluso de sus propios discípulos a establecer un
remanente. ¿Por qué? Porque todavía no había llegado la hora, todavía no se
había acabado el tiempo de la gracia divina.
Cuando
llegue el tiempo, será el mismo Dios que separe la cizaña del trigo. Ahora no
le es permitido a nadie decir quien pertenece al remanente y quién no. Jesús no
vino a realizar el ideal exclusivista del remanente judío, sino a reunir a la
comunidad de los salvos que estará formada por todos los pueblos de la tierra.
Por todas aquellos discípulos que permanecerán fieles hasta el final. La
característica principal del evangelio de Cristo es su universalidad, es para
todo el mundo no para un reducido grupo de elegidos. De manera que, con esta
parábola, Jesús quiere dar estímulo y animo a los discípulos para que sean
pacientes y para que comprendan que los malvados y los justos tienen que
convivir en este mundo hasta el día de su venida.
Resonancia:
El
trigo se parece mucho a la cizaña
La
cizaña se sigue sembrando hoy. Y hoy no es el diablo en persona. Hoy es el
diablo que aprovechando nuestra vulnerabilidad siembra en nosotros y de manera
muy sutil la inconformidad, el aburrimiento y el sin sentido con el evangelio. De
tal manera que hemos llegado al extremo de acomodar la fe a nuestras
conveniencias materiales.
La
desviación de la fe del discípulo a la fe del cristiano exitoso y con dinero.
La
publicidad que cuestiona nuestra forma de vivir y produce inconformidad que
lleva al enfriamiento. (Compararnos con los demás).
Son
bendiciones los malos actos que llevan a obtener posición y riquezas: Es válido
el fraude, la mentira, el golpe bajo, la manipulación, atropellar a los demás.
Todo se vale con tal de tener éxito y dinero.
El que
más cizaña esparce es considerado el más inteligente y hábil para vivir la vida
y los negocios.
La
cizaña se contagia con mucha facilidad.
Si no te quieres en cizaña convertir y al
final arder un verdadero discípulo debes ser.
¿Qué
le dice esta parábola a la Iglesia?
Tres NO
I.
No
seas Impaciente.
Lo
Primero: Que seamos pacientes con los demás. Esta parábola es el mejor
argumento que tenemos para enfrentarnos a todo tipo de intolerancia e
intransigencia. Es la demostración que ofrece Jesús de que los fanatismos no
conducen a ninguna parte. Es la prueba de que los fundamentalismos exclusivistas
nunca fueron del agrado de Dios y que ninguna forma de inquisición religiosa
puedes ser practicada en su nombre.
Cuando se quiere arrancar el
mal de raíz, de manera contundente y brutal lo que ocurre es que también se
elimina la posibilidad del bien.
Si queremos ayudar a alguien a
cambiar no puede ser intentándolo obligar.
Si quieres ayudar a alguien a
cambiar ejemplo le debes dar.
Si quieres hasta el final
llegar la paciencia debes cultivar.
Cuando
se ha intentado acabar con la maldad humana mediante medidas drásticas, lo que
se ha logrado es acabar con el pecador pero no con el pecado. (Inquisición).
La
paciencia no solo debe ejercitarse en torno a los demás sino también hacia
nosotros mismos.
Es
posible que muchos de los que estamos aquí estemos aun recriminándonos por
errores del pasado. Es posible que algunos todavía nos estemos acusando en lo más
íntimo del corazón. Aunque el Señor nos perdonó aún seguimos condenándonos. La
invitación es a confiar plenamente en el sacrificio de cristo. No estamos ya en
una religión que exige sacrificios. Él se hizo sacrificio por nosotros.
Lo
segundo: Hay que ser constantes en la siembra. No obsesionarnos con los
números. Hay que sembrar constantemente sin pensar en el fruto.
II.
No
caigas en la tentación de Juzgar.
Nadie
puede atribuirse el papel de juez. Cuantas veces se cae en el error de la
acepción de personas. Cuando alguien no nos cae bien, cuando no la soportamos,
Que fácil caemos en la tentación de colocarle en la frente la etiqueta de
cizaña. Jesús dijo: No juzguen para que no sean juzgados. En el preciso
instante en que juzgamos a otros empezamos nosotros a convertirnos en cizaña.
Cuando se mira a los demás por encima del hombro con arrogancia se está
adoptando la misma actitud del fariseo que oraba orgulloso frente al publicano
que no se atrevía a levantar los ojos del piso. Quien pretende demostrar que es
bueno comparándose con el pecado y las miserias de los demás escandaliza al
Señor.
Nunca vamos a crecer como
cristianos si nos miramos en el espejo de los demás.
El que se cree fiel y justo,
acusando de injusticia a sus hermanos, no ha entendido el evangelio de Cristo.
Nadie
puede separar el trigo de la cizaña, porque eso es algo que le corresponde solo
a Dios. Nos está prohibido practicar la presunción y la arrogancia espiritual. El
Señor no nos llama a ser jueces de nadie ni que estemos siempre sospechando de
la conducta de los demás.
La
paciencia, la tolerancia y el respeto hacia los demás, aunque no se comparta su
forma de vivir y aunque sepamos que viven en el pecado y el error, debe ser la
actitud permanente de todo cristiano.
Si
Dios es tolerante y paciente con todos los hombres. ¿Por qué nosotros no serlo?
¿Por
qué el Señor Jesús es el único con derecho a juzgar? Porque El sembró la
semilla y llevo en la cruz la maldad de todos los hombres.
De manera que quien
no ha dado su vida por los demás no tiene derecho a juzgar.
III.
No
te dejes Enredar.
La
cizaña enreda al trigo por la raíz.
Si
tenemos que convivir con la cizaña no podemos dejar que esta nos enrede.
Cuanto
pecado nos coquetea diariamente.
Cuantas
actitudes vemos en las personas que sutilmente se nos quieren pegar. A veces
las palabras. Oímos a alguien decirlas mucho.
Cuantas
veces el veneno que hay en los demás quiere introducirse en nuestro corazón.
El
desafío del trigo es sacar el veneno de la cizaña.
Que
el ejemplo del trigo sea el antídoto.
Solo
el trigo que no esté enredado no va a ser quemado con la cizaña.
La
pregunta es: ¿Cuantos de nosotros ya estamos enredados?
¿Cuántos
de nosotros nos estamos enredando?
Si no te quieres con la cizaña
enredar una vida recta debes llevar. Reflexionemos.
CONCLUSION:
La
parábola del trigo y la cizaña recomienda paciencia, pero también vislumbra un
horizonte de justicia divina. Todos aquellos que han servido de tropiezo y se
han revolcado en el pecado serán atados en manojos y quemados en el fuego. La
cizaña será pasto de las llamas. Los justos, el auténtico trigo, resplandecerá
como el sol.
Seamos
tolerantes con los demás y con nosotros mismos. Hagamos que la cizaña se
convierta en trigo.
La
invitación es a sacar el veneno del corazón, ese veneno que nos convierte en
cizaña, a limpiarlo y así poder convertirnos en discípulos aptos para el Reino
de Dios.