Algunos pensaran que tiene que ver la consejería con el tema. Desde el punto de vista pastoral tiene que ver mucho. Las razones son varias. En primer lugar, si hacemos el recorrido partiendo de lo que sucede en los Estados Unidos, encontramos que mucha gente, muchos hermanos y hermanas con problemas de inmoralidad sexual no encuentran en los equipos de consejería gente lo suficientemente confiable como para contar lo que están viviendo. Se dan dos cosas. La primera es que muchas veces el consejero esta en las mismas que el aconsejado y esto se convierte en una bomba de tiempo. Lo segundo es que ante la inmadurez y falta de preparación de los consejeros para tratar estos casos, muchos terminan aprovechándose de la vulnerabilidad de los aconsejados al manipular sus sentimientos o hacer uso del poder de la información que se le ha dado a conocer (Algo así como una extorsión), esto provoca el aislamiento de los hermanos en problemas no solo en los casos de inmoralidad sexual sino también en todos los demás. En América Latina, el problema es de guardar la confidencialidad. Muchos consejeros (Siempre hay excepciones), comentan de una vez los problemas a los lideres o pastor sin antes haber tratado la condición del hermano o hermana y ver el resultado de un proceso de consejería. En ningún momento quiero decir que comunicar al pastor o líderes sea malo, lo que quiero decir es que alguien se acerca a la consejería buscando ayuda no que sus problemas se hagan públicos. El dilema que se presenta entonces en todos los casos es: ¿A quién acudo?, ¿A quién le pido ayuda?, ¿En quién puedo confiar?. Y es que en estos casos, los hermanos o hermanas quieren hablar, desahogarse, buscar ayuda, el problema es que la Iglesia no está dando alternativa y respuesta a estos casos. Se debería revisar la problemática, analizarla y buscarle soluciones. Encontramos mas y mas gente aislada, mas y mas hermanos encerrados en sí mismos. Esto no es bueno. Pastores y líderes es hora de darle a la Iglesia su carácter sanador, de implementar equipos de ayuda y consejería con gente madura y preparada. Dejemos de producir líderes y consejeros en serie. Eso no funciona. Los fariseos criticaban a Jesús por sentarse con pecadores y El les dijo: “Los sanos no tiene necesidad de medico sino los enfermos”. Cuantos enfermos y heridos tenemos en la Iglesia?. Necesitan que el hospital de Dios, la Iglesia cumpla su función restauradora y sanadora. La gente, los hermanos y hermanas, necesitan acudir a un cuerpo (La Iglesia), que les brinde alternativas de ayuda y sanidad. “El amor cubrirá multitud de pecados”, “El juicio dejara sin opción a los caídos”. Por último, no estoy justificando de ninguna manera el pecado, ni haciendo victimas a los hermanos o hermanas que han caído, lo que estoy diciendo es que la Iglesia debe asumir su papel de comunidad sanadora.
Dios les bendiga
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