“Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio”.
El texto que nos ocupa hace parte de lo que seria el templo futuro y su organización. Estas palabras son dirigidas específicamente a los sacerdotes (entiéndase pastores), cuya labor principal era y es enseñar al pueblo a discernir entre lo santo y lo profano, entre lo limpio y lo no limpio. Dos cosas que decir al respecto. Lo primero es recalcar la gran responsabilidad de pastores, maestros y predicadores en general. Hay un pueblo que depende de las directrices escriturales que los que van al pulpito establecen (Leer Jeremías 23). Mucha gente me ha dicho que el evangelio no necesita defensa y eso es una equivocación. La Escritura nos exhorta a hacer defensa de la fe y la apologética nació casi que simultáneamente con la Iglesia. (Leer por favor la lección de los concilios: (http://bereanocomprueba.blogspot.com/2009/08/la-leccion-de-los-concilios.html). Si partimos del paradigma único e irremplazable de que la vida cristiana que se vive depende del Dios que conoces, mucha gente hoy vive vidas equivocadas por que les han enseñado un Dios que no es el de las Escrituras. ¿Como lo podemos saber?. El verdadero cristiano manifiesta el fruto del Espíritu Santo (Leer por favor: Apuntes sobre el mover del Espíritu, http://bereanocomprueba.blogspot.com/2009/06/apuntes-sobre-el-mover-del-espiritu.html), que es uno solo con 9 manifestaciones externas que son: “Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza”. El resultado de un correcto conocimiento de Dios, de una vida devocional y de una correcta enseñanza es este. Si no se evidencia este fruto algo no esta bien. Al menos se debe estar en el proceso. ¿Adonde quiero llegar?. Hoy vemos las cosas más inverosímiles en la Iglesia. El norte en la predicación se perdió y encontramos creyentes desubicados que no saben diferenciar entre lo bueno y lo malo. Y es que a veces creemos que lo malo es asesinar a alguien o robar o cosas por el estilo. Lo malo es no amar, ser egoístas, ceder con frecuencia ante la tentación, vivir en amargura, tener resentimientos en el corazón, hacer acepción de personas, el orgullo, la soberbia, creerme mas que los demás y en fin que en nuestra vida se manifieste todo lo contario a lo que es el fruto del Espíritu Santo. Aparte de esto podemos leer Gálatas 5.
En segundo lugar esta la responsabilidad del creyente. Ni usted ni yo podemos vivir solo con el mensaje del domingo. Hay que estudiar la Biblia, escudriñar las Escrituras tal y como lo dijo el Señor. Nuestro deber es buscar la vida de santidad, agradar a Dios y no conformarnos a este mundo (Romanos 12:1-2). El Señor nos va a evaluar (los predicadores), pero si nosotros hicimos mal nuestro trabajo esa no va a ser excusa para el creyente por no haber vivido como debía.
Todos sin excepción independientemente de lo que seamos, del ministerio que tengamos, de la posición o cargo, tendremos que dar cuenta a Dios por nuestra vida.
La invitación es a reflexionar.
Dios les bendiga
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