viernes, 17 de mayo de 2013

Comentarios A Eclesiastés Parte 3 El Dinero No Lo Es Todo

Salomón encontró placer en varias cosas. Estados de alegría por diferentes circunstancias, el placer que da el tener, el placer que da el poder, el placer que da el alcohol, hasta el extremo de ser demasiado sabio. Pudo hacer todo lo que quiso. Grandes construcciones, tener esclavos, tuvo ganado en abundancia, tesoros, todo.

Quizá fue el gobernante de más renombre que tuvo Israel. Experimento los extremos de la vida, ser sabio y ser necio. ¿Qué encontró?: Que sus logros y ejecutorias no habían traído felicidad a su alma, que el haber tenido lo material en exceso, que el haber tenido poder, que el haber hecho grandes obras y aun haber sido el más famoso de los gobernantes de Israel no le había dado alegría a su alma. ¿Para qué me afane tanto?, nada de lo que hice me llena, me satisface. El, que creyó que había sido el único en lograr tantas cosas se dio cuenta que otros ya lo habían logrado y que Él no había hecho nada distinto a los demás. Buscar la satisfacción del alma en el placer que da el tener no aprovecha. En esa situación se da cuenta de la diferencia de actuar sabiamente y neciamente y define la necedad como oscuridad, pero hay otro dilema para Salomón. Tanto el sabio como el necio tienen la misma suerte, ambos mueren y a ambos después de un tiempo los olvidan. La anterior reflexión le produjo una crisis. Aborreció todo. Luego dice: “No hay mejor cosa que el hombre disfrute de su trabajo con que se afana debajo del sol”.

Termina diciendo: El tiempo invertido en acumular riquezas es inútil. Lo que más le fastidiaba a Salomón era dejar sus posesiones (Que tanto trabajo le habían costado), a otro. Además lo asaltaba una inquietud: ¿Cómo usara las riquezas quien me herede?.

La conclusión de Salomón es que una vida satisfactoria es más importante que una fortuna. Si no podemos pensar en un uso mejor para nuestra riqueza acumulada que dejarla para ser dilapidada por herederos irresponsables, hay motivos para el pesimismo en cuanto a nuestro trabajo. El dinero que se acumula puede ser usado en vida para el progreso de la obra de De Dios (Darlo bien), y el bien de nuestros semejantes. No es sabio que alguien pase toda su vida trabajando y acumulando dinero y deje totalmente en manos de otros las decisiones en cuanto a su uso. Durante su vida el hombre ha de invertir y dar tan sabia y generosamente como ha acumulado. Surge una pregunta: ¿Cómo estamos formando a nuestros hijos para que administren más tarde lo que tanto trabajo nos ha costado conseguir?. Salomón llega a la conclusión de que una entrega total a la riqueza es una necedad. Que el hombre disfrute de su trabajo es el buen plan de Dios para el hombre. En el versículo 26 Salomón expone dos casos: “Al hombre que Dios le agrada”, Dios le da Sabiduría, ciencia y gozo (Luz para guiarlo en su camino, entendimiento para tomar las mejores decisiones, alegría y paz). Noten que aquí no se menciona el dinero. “Y al pecador el trabajo de acumular”. Este texto ha sido mal interpretado. Lo que quiere mostrar Salomón es que el énfasis del hombre de Dios no está en el dinero. El pecador es el que hace énfasis en el dinero. Tampoco quiere decir que necesariamente el dinero del pecador Dios lo pondrá en las manos del cristiano. Al cristiano Dios le da la capacidad para seguir firme los pasos de Jesús, para entender las decisiones que debe tomar en la vida y para estar feliz en su relación con Dios. Recordemos Mateo 6:33: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas serán añadidas”.

La paradoja es: “Hay muchos que se afanan en acumular pero no disfrutan, hay otros que quisieran tener para disfrutar”. Todo esto es vanidad y aflicción del espíritu.

No hay comentarios:

Mateo El Sucio Marcos 2:13-17

Introducción: Una de las cosas más difíciles para el hombre es reconocer. Reconocer que esta equivocado, reconocer sus errores, reconocer ...