martes, 17 de julio de 2012

Mis Relaciones Personales e Internet

A manera de testimonio Carolina, una hermana chilena nos comparte su experiencia.

          

Siempre he pensado los aspectos negativos de potenciar relaciones personales por la red, pero la semana pasada me impacté; días anteriores al evento que contaré había conversado por chat con un hermano en Cristo sobre un tema doctrinal puntual; a mí, como siempre, me surgieron algunas dudas y le dije que quería conversarlo pero en persona, él con muy buena disposición me dijo que no había problema, todas las veces que lo vi no encontré tiempo para conversar, lo divertido es que es un hermano de la congregación a la que asisto, nos vemos cada fin de semana en el culto dominical, reuniones de jóvenes, en los compartir con amigos, etc.; como el tiempo de conversar no se dio nunca, decidí escribirle un correo exponiendo mis dudas, pero mientras escribía sucedió algo…, sentía que le estaba escribiendo a un completo extraño, sí, le escribía a un hermano con quien años anteriores había tenido una buena amistad, pero eso hoy no era real…, sentía incluso como si le estuviera escribiendo a un hermano de otro país, a alguien a quien nunca había visto, ¡y me espanté! De alguna manera habíamos potenciado una relación cibernética, hablábamos seguido por la red, pero yo ya no me acordaba de cómo era él de verdad, para mi ya eran borrosas sus cualidades o defectos, a veces lo miraba y no sabía quién era, no porque él fuera falso, sino porque simplemente ya no lo conocía en “la realidad”. Terminé de escribir el correo, él me respondió un par de horas después aclarando con la Biblia mis dudas, en ese sentido fue muy positivo el correo; pero seguía pensando en la sensación de sentir al hermano lejano. ¿Por qué sentía eso si siempre conversábamos por chat?
 

A veces las relaciones personales potenciadas en la red son justificables y muy positivas, por ejemplo, cuando conversamos con alguien que se encuentra lejos y no existe otra manera de estar comunicado con el ser querido. Pero cuando esto pasa a sustituir las relaciones en la realidad, y de manera sutil te hace pensar que la vía fácil de comunicación es la mejor, estamos cometiendo un gran error.

Quienes me conocen saben que no me gustan mucho las redes sociales, la televisión, y las cosas muy tecnológicas; hubo un tiempo en que me causaron total rechazo al ver la dependencia del hombre a estas cosas. ¿Pero eran estas cosas malas en sí? Con el tiempo me fui dando cuenta que no, habían cosas positivas detrás de Internet, por ejemplo; sólo había que hacer buen uso de ellas. ¿Qué era entonces lo que me causaba rechazo? En algún momento de mi adolescencia abusé de estas cosas usándolas más de lo debido, podía pasar horas, incluso días enteros frente al pc, dejando de lado a familia, amigos, a mi misma; con el tiempo lo usaba cada vez menos, al dejarlo comencé a notar el abuso de estos medios; aveces asistía a alguna junta de amigos y la única entretención era estar frente al pc, ya no se conversaba, sino que se veían "videos divertidos" o fotos, y si no se contaba con algún pc en el lugar de reunión todos tomaban sus celulares para estar al tanto de lo que ocurría en las redes sociales, o sino se prendía la televisión y se veía algún programa x. Lo bueno es que esto con el tiempo fue pasando, y son más las instancias para conversar y relacionarse que existen. Insisto que en sí esas cosas no son malas; en lo personal, no son de mi total agrado, pero es cosa de gustos. No es malo juntarse a ver una película, a mi me encanta ver películas; no es malo ver videos chistoso de vez en cuando y pasar un buen rato; pero cuando el uso de esas cosas te esclaviza hay un problema. Sobretodo cuando dejamos de lado el cultivar nuestras relaciones personales por eso.

¿Cómo puede ser posible que la única manera de saber cómo se encuentra un hermano a quien amas, y con quien tienes la bendición de poder compartir en persona, sea por la red? Una vez escuché a una hermana decir: “Todos me escriben por facebook para saber cómo estoy, pero pocos son los que se acercan el domingo a preguntarme cómo estoy. Simplemente a los que escriben y no se acercan no les creo” Sus palabras me hicieron pensar mucho, no sé cuál sea la razón de cada uno para no acercarse, quizás es timidez, flojera, indiferencia, no lo sé, pero debemos botar todas esas cosas por amor.

A veces pensamos que no hay tiempo para conversar con todos los que quisiéramos, pero algunas semanas atrás una hermana muy sabia, a quien respeto mucho, me dijo: “Las personas más ocupadas siempre tienen tiempo porque aman a Dios; en cambio el que nunca tiene nada que hacer nunca tiene tiempo, no se hace el tiempo porque no conoce el gozo del servicio”, conversábamos con respecto a otro tema, pero creo que podemos aplicarlo a esta situación también.

Es bueno que reflexionemos y pensemos en quién y dónde estamos invirtiendo más tiempo. Si Dios es quien nos llama a amarnos unos a otros y al leer su Palabra nos maravillamos de ese mandamiento, no podemos optar por la comodidad nuestra, escribir un par de palabras de ánimo y preocupación desde la comodidad de nuestros hogares sin invertir tiempo real y de calidad en el otro. ¿Podrán tener peso mis palabras si le escribo a un hermano "te vi triste el fin de semana, estoy preocupada, y oro por ti" si nunca hice el esfuerzo de acercarme para saber qué le pasaba o si nunca me acerqué a orar por y con él ? Al escribir desde la comodidad de mi hogar ¿a quién le estoy entregando amor, a mi o a mi hermano/prójimo?

¿Acaso mi Salvador no se agrada en que yo invierta tiempo real en mi prójimo?

De manera muy sutil satanás nos engaña diciéndonos que no es necesario llamar, visitar o acercarnos a nuestro prójimo porque con un par de líneas basta y sobra. Mas Dios nos enseña todo lo contrario, sí es necesario y debemos preocuparnos unos de otros. Insisto, con todo esto no digo que las redes sociales sean malas o que sea pecado usarlas pero sí creo que debemos aprender a darles un buen uso y a no abusar de ellas. Jesucristo nos ha dado ejemplo de cómo relacionarnos, él no pasó el tiempo de su ministerio escribiendo cartas desde la comodidad de su hogar, el se relacionó de manera real con las personas, invirtió su tiempo en predicar, escuchar, visitar, conversar, enseñar a los otros.

Examinemos cómo están nuestras relaciones personales, y pidamos sabiduría para poder cultivarlas como Dios desea, y no como el príncipe de este mundo enseña.

Tomado de: http://vidapiadosa.blogspot.com/2012/06/mis-relaciones-personales-en-internet.html#comment-form

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