lunes, 30 de abril de 2012

La Cultura De Lo Superficial

Día a día, nos volvemos más superficiales. La tendencia es a no profundizar en nada. Los estudiantes en su mayoría solo cumplen con el trabajo escolar para obtener una nota, sin embargo no profundizan el conocimiento para aprender. Las redes sociales en su mayoría se han convertido en espacios para lo superficial. Pregunto ¿De que se chatea?, ¿Qué de constructivo, de reflexivo, de profundo en los mensajes que se envían?. Las conversaciones en grupos de hombres o mujeres giran en torno a temas de poco fondo. La atmosfera sexual que respiramos nos induce a que los pensamientos y acciones estén orientados a conseguir sexo. Muchos trabajamos para luego malgastar, muchos trabajamos para dar una apariencia mayor de lo que realmente somos. Algunos vivimos para impresionar. Las secciones de farándula de los noticieros son las favoritas de muchos y ni que decir de los programas de chismes. En un país como el nuestro (Piense en su país), en donde hay violencia intrafamiliar (Quizás es su caso) y nadie presta atención hasta que pasa un tragedia, donde hay adicciones, donde hay matoneo en el colegio, matoneo en la oficina, maltratos verbales, intrigas, conspiraciones y demás manifestaciones de la maldad humana, masacres, etc, la mayoría pensamos en superficialidades. Nadie piensa en cambiar, en ser mejor hijo, en ser mejor padre, en ser mejor compañero de colegio, en ser mejor compañero de oficina, en ser mas ordenando en su vida, en amar de verdad, en ser fiel a su esposa o esposo, etc. La pregunta es: En este estado de casos y cosas, ¿Cuándo va a cambiar la sociedad en que vivimos?, ¿Cuándo vamos a construir en vez de destruir lo bueno que nos queda?. Y volviendo al tema del internet y las redes sociales, en donde las relaciones se han despersonalizado, Al extremo que nos queda a veces difícil relacionarnos persona a persona y es mas fácil ser amigos virtuales o hasta hijos virtuales, debido a que somos mas amables y mejores personas sentados frente a un computador y escribiendo en un teclado. Las fotos que se publican no muestran cuadros familiares, ni de buena y sana convivencia, sino de mujeres con el pecho semidescubierto o descubierto, hombres en ropa interior o al extremo de escenas e imágenes explicitas. Y en ningún momento he dicho que la internet y las redes sociales son malos, malo es el uso que se les da. Cambiando hacia el otro lado del tema, ¿Cuántos pensamos en construir, en restaurar, en ordenar la vida, en aprovechar el tiempo para edificar buenas relaciones, en contribuir a la armonía familiar?.

Si este es el escenario, ¿Qué se deja para lo espiritual?. De hecho vivimos una crisis en lo espiritual de proporciones mayúsculas. La mayoría de nosotros no tomamos en serio a Dios, eso si, lo mantenemos en nuestras conversaciones, en nuestra boca, lo mencionamos a cada rato y hasta hablamos un lenguaje “espiritual”, pero sin nada en el fondo del alma y el corazón. La superficialidad ha llegado a las iglesias como nunca en mi vida lo había visto y no estoy mencionando ningún culto en particular. Cuando vamos a una iglesia, a un templo, a un sitio de oración, a una reunión, a un grupo o local, somos los mas santos y devotos de la tierra pero cuando salimos somos tan perversos que como el niño de aquel cuento que era tan malo y lo castigaron enviándolo al infierno, poco después el diablo vino a poner las quejas por que le había quitado el tridente para jugar con el. ¿Cuánta apariencia?. Pregunto: ¿A quien engañamos?, ¿A Dios?, si creemos eso estamos equivocados. ¿A la gente que nos rodea?, tampoco. ¿A la Familia?, no. Nos engañamos a nosotros mismos. Pensando que estamos haciendo lo correcto vamos directamente a nuestra propia destrucción. Es el momento de hacer algo, de sentarnos y reflexionar, de mirar hacia dentro, de dejar de ser superficiales. De cambiar, DE BUSCAR A DIOS para que Él nos de la profundidad que necesitamos. Al inicio del siglo XXI muchos dijeron que este siglo era espiritual PERO LO QUE NO PREDIJERON FUE LA SUPERFICILIDAD DE ESA ESPIRITUALIDAD.

La buena noticia es que Dios ha extendido su paciencia, bondad y amor y no ha renunciado ni a ti ni a mí. Nos esta esperando aun con los brazos abiertos.

Dios les bendiga

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