lunes, 17 de mayo de 2010

Mensaje A Las Siete Iglesias (Apocalipsis). Éfeso – Parte 2

Éfeso era la ciudad principal de la provincia romana de Asia. En el tiempo en que Juan escribía, era un gran puerto de mar. Era una metrópoli, la puerta de Asia, la carretera hacia Roma. A principios del Siglo II, Ignacio llamaba a Éfeso “El camino de los mártires”. Políticamente era una ciudad libre, esto significada que gozaba de una medida considerable de gobierno propio. También se celebraban juegos cada año. Religiosamente, Éfeso era el centro del culto de Artemisa. Su templo era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Era llamada la luz de Asia, sin embargo era una ciudad pagana. Pablo pasó casi tres años levantando la iglesia en Éfeso y luego de salir del destierro fue a vivir allá, donde finalmente murió. Juan escribe primero a Éfeso, porque en primer lugar era la Iglesia mas cercana a Patmos (100 kilómetros aproximadamente), en segundo lugar, era a la primera ciudad adonde el mensajero llegaría y en tercer lugar era la Iglesia original de Juan. El autor de la carta es Jesús y la envía a su Siervo (Entiéndase pastor o ministro). El Señor entonces, le dice a la Iglesia de Éfeso: “Yo conozco tus obras”. La Iglesia de Éfeso es dedicada a la obra. Trabaja hasta el cansancio, no escatima esfuerzos para llevar a cabo la obra, es paciente y valiente. No le importan las consecuencias, ni la persecución, la resiste con paciencia y resignación, la sufre por amor a su Señor. Sea que triunfe o sea que sea derrotada, la Iglesia de Éfeso permanece en pie de lucha llevando el mensaje del evangelio, pero había un problema. Éfeso tenía obras, pero no obras de fe; trabajo, pero no trabajo de amor; paciencia pero no paciencia de esperanza. “No es mucho decir que una Iglesia puede tener todas las virtudes mencionadas y estar, sin embrago, desprovista de vida espiritual”. Lo mismo puede pasarle a cualquiera de nosotros. La Iglesia de Éfeso no podía soportar a los malos. A diferencia de Corinto, no toleraba el pecado dentro de su círculo. Había probado a los que se dicen ser apóstoles, y no los son, y los había hallado mentirosos. Aquí se refiere a falsos maestros que llegaban a las Iglesias con la pretensión de tener mayor autoridad que el pastor y los ancianos. (Ver entrada la didaje y los falsos profetas). Los maestros que llegaran a una ciudad cualquiera debían presentar a la Iglesia local una carta de recomendación de una Iglesia reconocida. La Iglesia de Éfeso, vivía la verdad y aborrecía la herejía (Incluidos los nicolaitas que menciona la carta). Jesús encuentra una cosa que no le gusta, que no le agrada en la Iglesia de Éfeso. La Iglesia carecía de amor. El texto da la idea de suma gravedad, esto era una verdadera tragedia que exigía una solución drástica. “Tengo contra ti que has dejado tu primer amor”. El termino dejar sugiere un acto voluntario. Ellos habían dejado el primer amor por su negligencia, por eso era necesario arrepentirse. El amor, de acuerdo a las Escrituras y a las enseñanzas de Jesús es de doble vía (Véase Mateo 22:34-40), el amor que habían dejado, era el amor por Cristo y el amor por los hermanos. Es posible que el celo por defender la sana doctrina haya desarrollado un espíritu duro y critico que termino por opacar el amor en la Iglesia. Debemos guardarnos de este peligro. La Iglesia de Éfeso había caído en una postración y el Señor le dice: “Haz tus primeras obras y arrepiéntete”, esto es u llamado a obedecer. “Cuando el cumplir con las actividades y programas de la Iglesia me lleva a olvidar la esencia del evangelio, entonces estoy pecando”. La esencia que ellos habían olvidado era el amor. Simplemente, el llamado es a obedecer. Amar a Dios y al prójimo. Si la Iglesia no se arrepentía, el Señor le dice: “Desaparecerán como Iglesia”. Esto no sería consecuencia del juicio de Dios, sino de dejar de amar, poco a poco el candelero se iría apagando. La Iglesia que no tiene amor esta destinada a desaparecer. La historia dice que la Iglesia de Éfeso se arrepintió. “El que tiene oídos para oír oiga”. Lo importante aquí es escuchar al Señor. La promesa para el vencedor es que comerá del árbol de la vida, esto es disfrutar todo lo que la vida del mundo venidero tiene atesorado para la humanidad redimida.

Al igual que 1 de Corintios 13, el mensaje es este: Puedo tener…………….., pero si no tengo amor de nada me sirve, puedo hacer………………….., pero si no tengo amor de nada me sirve. Puedo ser el mejor, puedo hacer lo mejor, pero sino amo a Dios, y a mi prójimo como a mí mismo nada soy y nada seré. Al final: “Lo que hace que la Iglesia sea Iglesia es EL AMOR”. El amor fue el que hizo que el Padre enviara a Jesús a morir por nosotros en una cruz. El amor es el mensaje.

En la última parte (9), se darán las aplicaciones y conclusiones de la serie.

bereanocomprueba@gmail.com

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