lunes, 15 de junio de 2020

Ilesos Mateo 18:15, 21-22


INTRODUCCION:

Durante los últimos años en nuestro país el acuerdo de paz ha sido un tema recurrente. Todos los días lo escuchamos en relación al gobierno y la guerrilla. Hoy quiero proponerles que hagamos el acuerdo de paz en la Iglesia, entre los hermanos. Comienzo hablando sobre la paz en el ámbito personal. En primer lugar la paz es un estado de calma y tranquilidad, en segundo lugar paz es ausencia de conflictos, en tercer lugar paz es dejar de molestar o incomodar al prójimo, en cuarto lugar paz es mantener una relación de igualdad con otra persona, en quinto lugar paz es estar en amistad o reconciliarse con los demás, en sexto lugar paz es librar a otro de un disgusto y en séptimo lugar paz es dar por terminado un asunto. Aclaro que no voy a desarrollar todo el texto sino de apartes que son relacionados en el mismo.

Exegesis:

El texto que nos ocupa nos habla de una situación en principio: “Si tu hermano peca contra ti”. Peca, Busca y Reprende y Gana.

El énfasis está en la palabra peca: El hermano rompe la armonía cuando viola la ley de Dios. El hermano se equivoca y me ofende cuando pierde su perspectiva como discípulo de Cristo. 

El tema es: Peca contra mí porque primero ha pecado contra Dios.

Fíjense en un detalle:

El contexto anterior del pasaje es Mateo 18:10-14. Este texto nos habla de la oveja perdida y de la importancia de ir a buscarla. 

El que peca contra su hermano es como la oveja perdida. Por eso el Señor da la orden y dice “VE”. 

Jesús pronuncia estas palabras pensando en discípulos maduros. Así como el pastor va a buscar a la oveja descarriada así va el discípulo de Jesús a buscar a su hermano que ha pecado contra él. 

La actitud del discípulo de Jesús cuando va a buscar a su hermano es:

-      Sin menosprecio (18:10): No voy a menospreciar a mi hermano por su inmadurez. Jesús les dice pequeños.

-          Porque eso es lo que haría Jesús (18:11)

-          Con Misericordia. (Amor) (18:12)

-          Con Alegría (Pensando en la restauración de la relación y en la libertad del hermano). (18:13).

-          Para Rescatarlo (18:14).

Que belleza de texto. 

Reprende: 

-          Mostrarle que está equivocado (Con amor y misericordia)

-          Procurar su arrepentimiento (Que entienda su falta, la reconozca y decida cambiar)

-          Llevarlo a la verdad (La verdad es que no deben darse ese tipo de conductas entre hermanos).

-          En esto ocupa el tiempo necesario.

Gana:

Si logras que tu hermano entre en razón es como si hubieras ganado a alguien para Cristo. Esa es la profundidad del texto.

Ha ganado el reino de Dios. El reino ha aumentado sus utilidades.

Has librado a alguien del pecado.

Lo que sigue en el texto es la secuencia que seguían los judíos en los casos de desacuerdos entre hermanos. Jesús toma lo mismo. 

Salto entonces al verso 21 y 22.

Pedro pregunta: Señor, ¿Cuántas veces perdonare a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
La palabra usada por Mateo para “Perdonare” tiene varios significados:

-          Ceder. (No se trata de quien tiene la razón al final. Si hay que ceder para perdonar, para reconciliarse hay que estar dispuestos a hacerlo).

-          Dejar de ser indiferentes. (Ante la situación)

-          Bajar la guardia. Quitarse los guantes.

-          No poner obstáculos. No sacar excusas.

-          Dejar los reclamos.

-          No rendirse en el intento de arreglar las cosas.

-          No abandonar.

Si desistimos del perdón (de ir) es como si:

Renunciar a mi hermano. (Relaciones hipócritas).

Comenzáramos a morir lentamente.

Y la última idea: No perdonar es como dejar a mi hermano en la indigencia. Sin nada.

Por ultimo Pedro le pone límites al perdón. En la tradición religiosa judía algunos rabinos enseñaban quien se podía perdonar hasta tres veces. Pedro a lo mejor estaba pensando quien su oferta de perdonar siete veces era bastante generosa.

Y Jesús le contesta: Hasta setenta veces. La idea que Jesús quería transmitir es que un discípulo suyo “Jamás debería guardar rencor”.

De acuerdo a esto la acción de ir en el versículo 15 implica que el que va nunca ha guardado rencor hacia el hermano en primer lugar. En segundo lugar implica que el que va, ya ha perdonado antes de encontrarse con el que lo ofendió. 

Acabamos de mirar la dinámica del perdón según Jesús.

Resonancia:

La pregunta es: ¿Cuál es la dinámica del perdón hoy?

En primer lugar quisiera referirme a Colombia.

Nuestro país ha vivido una guerra de más de 60 años. Los esfuerzos por acabar la violencia han dado algunos frutos pero aun vivimos en medio de una paz a medias.

Es tal la huella que ha dejado el conflicto en Colombia que la sociedad colombiana hoy está inmersa en una dualidad.

Por un lado están aquellos dispuestos a perdonar todo y por otro lado están aquellos dispuestos a perdonar der manera parcial o sea que es un perdón selectivo.

La misma coyuntura política del país ha llevado a esta dualidad. Los que perdonaron todo han encontrado paz en medio de la tormenta. Los que han perdonado a medias aún viven con turbulencias en el alma.

Es posible que algunos de los que están aquí hoy hayan sido víctimas de la violencia. Quiera el Señor que haya encontrado la paz en sus corazones.

Este texto nos habla hoy de tres maneras distintas. Salimos ilesos de las ofensas cunado perdonamos de manera incondicional, tenemos paciencia con los que nos ofenden y persistimos en el perdón.

I.                    INCONDICIONALIDAD.

Jesús plantea en el texto un perdón incondicional. Aquel que ha sido ofendido va donde aquel que lo ofendió a rescatarlo de su error y con la finalidad de que el hermano no pierda el rumbo. Ahora bien el Señor plantea dos posibles resultados al que va: El primero que el hermano entienda su error y se arrepienta y el segundo que no acepte su error y no se arrepienta. El arrepentimiento no es condición para el perdón. Si el que te ofende no se arrepiente igual hay que perdonarlo.

La pregunta es: ¿Practicamos nosotros el perdón incondicional?

La única manera en que nosotros podamos practicar el perdón incondicional es que miremos al hermano como Jesús mira a la oveja descarriada. Con afecto, con amor, con misericordia.

Jesús nos perdonó sin poner condiciones. Porque voy a poner yo condiciones para perdonar.

Aplica para todos. Entonces hermanos, la invitación es a descargar el corazón y encontrar la paz interior.

El tema aquí es: Si no perdonamos entonces estamos pecando.

Ahora: Jesús le da profundidad al texto: La idea es que jamás te ofendas para que jamás tengas que perdonar.

Ejemplo: La irritabilidad en los tiempos actuales.

Hoy es común que nos irritemos por cualquier cosa. Nuestra capacidad de tolerancia casi que es cero y nos ofendemos con facilidad. Muestra de que algo anda mal.

Cosmovisión. Formas diferentes de ver el mundo traen choques y disgustos.
Por ejemplo: “A mí me enseñaron así”.

El que perdona de manera incondicional no tiene problema en ir a buscar a quien lo ha ofendido. Sin menospreciarlo, con misericordia y con alegría con el fin de rescatarlo.

II.                 PACIENCIA.

Ir donde mi hermano implica sentarme con él. Razonar con él. Hacerle entender su error.

La pregunta es: ¿Tenemos la paciencia nosotros para perdonar?

El trabajo de ganar al hermano es también el trabajo de rescatar su vida.

Podemos nosotros resistir cuando alguien no quiere reconocer su error.

Podemos nosotros tolerar la testarudez de alguien.

La paciencia también es ser lento para salirse de las casillas.

La paciencia impide que tomemos venganza.

En un país como Colombia ya no hay paciencia para esperar. 

Sin embargo la Iglesia tiene que crecer en el perdón y ser ejemplo de perdón.

III.               PERSISTENCIA.

Es posible que algunos de nosotros hayamos sido ofendidos muchas veces. Es posible que ya nos sea muy difícil perdonar. Sin embargo la invitación del Señor es a persistir en el perdón. En el discípulo maduro ofenderse no es una opción.

Quizás haya una herida hace mucho tiempo y ya renunciamos a que sea sanada. Un familiar, el esposo, la esposa, un hijo. Alguien que te haya ofendido y todavía duele. 

El llamado es a ceder en nuestro orgullo, a dejar de ignorar la situación, a no sacar excusas, a no rendirse, a no abandonar.

A lo mejor fuiste abusado o abusada, has sufrido maltrato o humillación y pretendes vivir como si nunca hubiera pasado. 

No podemos desistir. La cuestión es que tanto el ofendido como el ofensor se están marchitando lentamente.

Si el problema es con un hermano: Insiste.

Si el problema es con un no creyente: Perdona

El ideal del discípulo es nunca guardar rencor, y si se ofende no dejar que el resentimiento eche raíces.

Recuerda: Cuando vas adonde un hermano ya has perdonado.

CONCLUSION:

Dos cosas para terminar:
 
La primera: Si crees que un hermano tiene algo contra ti ve y habla con él. No esperes que él se acerque. Posiblemente sea una mala percepción de tu parte y no pase nada.

Los invito a que dentro de un mes podamos evaluar a nivel personal lo beneficioso de este ejercicio. Es más si quieren dar testimonio maravilloso. Es posible que yo aparezca en su casa en los próximos días. Firmemos el acuerdo de paz en la Iglesia.

Lo segundo: Los invito a hacer una evaluación de sus vidas y revisar si hay alguien a quien no han perdonado. No importa lo que te hayan hecho o si te han hecho sufrir. El beneficio es para el que perdona. No te marchites con el rencor.

Dios quiere sanar nuestro corazón y darnos la madurez para perdonar de manera incondicional, con paciencia y persistencia.

Dios les bendiga

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