sábado, 17 de julio de 2010

¿Qué es lo que leemos?

Al visitar cualquier librería cristiana y permanecer en ella por espacio de una media hora o más, dedicándonos a observar a los hermanos que entran y lo que solicitan, nos damos cuenta que en la mayoría de los casos preguntan y compran libros que tienen que ver con testimonios de conversión, de ministerios, de experiencias con ángeles, etc, otros compran libros de guerra espiritual y ocultismo de fachada evangélica. Con el perdón de todos ustedes mis hermanos, hoy me veo en la obligación de decirles que tales libros no sirven en realidad para ayudarnos a crecer en la fe y en el conocimiento de Dios. El problema de hoy es que se le ha dado más importancia a los actos de Dios y a las cosas accesorias que de ellos se desprenden que al mismo Dios añadiéndole elementos que lo que hacen es atraer nuestra morbosidad y curiosidad. Estas actitudes con el tiempo se convierten en hábitos malsanos y que desvían del objetivo de profundizar en el conocimiento de Dios haciéndonos creer que lo que debemos conocer son las estrategias del diablo y no a Dios. A mí no me interesa como la bruja que se convirtió levitaba, a mi no me interesa como era la pócima que usaba para dominar a la gente, a mi no me interesa como el diablo o los demonios supuestamente arrojaban a una mujer contra la pared y esta terminaba en el hospital después de haber peleado con Satanás. En cuanto al diablo, la Palabra es muy clara: “Someteos pues a Dios, resistid al diablo y el huira de vosotros” Santiago 4:7. Mi preocupación es conocer a mi Padre, relacionarme correctamente con El, amarlo, obedecerlo, seguirlo, serle fiel y ayudar a otros para que también lo hagan. Que gano yo con saber los nombres de los demonios, donde están ubicados (cartografía espiritual), quien es el comandante (como si yo necesitara hacerle inteligencia al diablo). Todo eso es basura. Busquemos a Dios, acerquémonos a El, entreguemos nuestra vida al Señor y sirvamos con corazón sincero expresando nuestro amor al prójimo en el servicio. Libros como los de Héctor Torres, Ana Méndez, Rebeca Brown, Frank Hammond (Cerdos en la sala, terrible literatura) y otros son muestras de libros comerciales, que se venden mucho, pero de utilidad nula para el creyente. El que conoce a Dios bien, va a estar en capacidad por el discernimiento que Dios da, de saber y conocer las artimañas del enemigo en su contra. No perdamos de vista el objetivo: “Conocer a Dios el Padre y a Jesucristo su hijo y gozar y disfrutar de la ayuda y asistencia del Espíritu Santo”. Les invito a cambiar los hábitos de lectura. En ese sentido, les dejo el enlace de un libro de un teólogo católico, que bien nos da ejemplo a muchos de nosotros de lo que debería ser un libro para leer. Aunque tiene algunos mínimos elementos de teología católica, esto no le impide comunicar de una manera sencilla y profunda a la vez lo que es Dios como Padre. Se los recomiendo altamente y ojala reciba sus comentarios luego de que lo lean. A lo mejor no faltara el que diga que me estoy volviendo católico o soy un infiltrado, lo único que puedo decir es que Dios me ha dado la sabiduría para reconocer cuando un libro es bueno y puede edificar y fortalecer mi relación con El, ayudándome a conocerlo mejor. Den al libro el beneficio de la duda, léanlo y compartimos.

http://www.megaupload.com/?d=42VDV6JP

Cortesía de: Santa Lectura - http://santalectura.blogspot.com/2010/07/dios-padre-meditaciones-biblicas-luis.html

Dios les bendiga

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