lunes, 30 de mayo de 2011

Dios Inspecciona El Terreno o La Parábola Del Sembrador Lucas 8:4-15

Introducción:

Los agricultores de esta época se preguntaran porque el sembrador tiraba la semilla de esa forma y quizás pensaran que lo estaban haciendo mal. En la época de Jesús, los agricultores primero tiraban la semilla y después araban. De esta forma, Jesús aprovecha la práctica normal de sembrar para ilustrar una verdad: “El efecto de la Palabra en los corazones y la respuesta de la gente a la misma no depende de la operación divina sino del corazón de quien la recibe”.

¿Cuántos mensajes calculas que has escuchado, visto o leído desde que te convertiste al Señor?

¿Cuántas de esas predicaciones por buenas que hayan sido las has olvidado?

¿Cuántas de esas palabras tú no permitiste que echara raíces en tu corazón?

¿Cuántas de esas palabras han sido ahogadas por la tentación, la aflicción, la ansiedad y las riquezas de este mundo?

En esta parábola la invitación de Jesús es: Oír con buena actitud para entender. Observe que las palabras oíd, oído, oyen, oyendo, oigan, oír se repite unas 19 veces en todo lo relacionado a la parábola. (esto es para el entendimiento del que predica)

El privilegio del que oye con buena actitud es que: CONOCERA LOS MISTERIOS DEL REINO. “a ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino” 13.11

Quien tiene una buena actitud ante la palabra conocerá los secretos de Dios y de su reino.

Cosa contraria ocurre con los que se cierran, eso lo demuestra las palabras de Jesús: “Viendo, no ven y oyendo, no entienden”

En el vr. 15 se nota que hay una intención bien marcada de no querer abrirse a escuchar la palabra de Dios. El peligro de esto es que el corazón se vuelve insensible.

Han cerrado los ojos, para no ver. Los oídos para no escuchar.

Ellos sabían que si abrían los ojos y escuchaban con atención entenderían con el corazón y como resultado de esto, es que se convertirían y parece que eso era lo que ellos no querían. ¡Qué tristeza!

Retomando las preguntas iniciales te justificarás así:

Es que el que predica no lo sabe hacer, es enredado, no se le entiende.

Tienes razón en parte, porque hay predicadores y maestros que se preparan mejor y desarrollan mejor el don.

Pero el problema mayor es la actitud con la que vienes a escuchar la palabra. ¿Habría algún maestro mejor que Jesús?, pero no le entendieron muchas de sus enseñanzas por tener cerrado el corazón. Isaías lo profetizó Vr.14

DETALLEMOS LOS ELEMENTOS

a. El Sembrador

b. La semilla

c. Los terrenos

d. Los enemigos de la semilla

En la parábola encontramos cuatro clases de corazones, los cuales son representados por cuatro clases de terrenos.

I. Corazones Endurecidos. (Los de junto al Camino).

Las personas de corazón endurecido, son aquellas que les gusta probarlo todo, pero no se quedan en ninguna parte.

Están siempre dispuestas a abrazarlo todo.- Las modas, los caminos por donde transita el mundo, las ideologías nuevas. Les fascina lo nuevo pero en el fondo nada les satisface porque están siempre buscando algo que les acomode a su estilo de vida.

Siempre corren detrás de la novedad, del último grito de la moda religiosa.

Ejemplo: Pablo en el Areópago. Hechos 17:15-34

El problema de ellos es que a causa de su dureza se convierten en gente vulnerable, que puede caer fácilmente en manos de personas inescrupulosas que los manipulan para lucro personal.

Por lo anterior, cualquier cosa que hayan escuchado antes será remplazada por lo nuevo que salga.

En este sentido, las aves del cielo que se comen la semilla son todas aquellas corrientes religiosas que desplazan a Jesús como centro de la Fe del creyente y en su lugar colocan al hombre y sus filosofías. Mucho cuidado con estar yendo detrás de los argumentos e ideas novedosas.

¡Es muy triste que habiendo oído antes la Palabra de Dios dejemos que posteriormente nos la arrebaten!

II. Corazones Superficiales (Los De Sobre La Roca)

Se recibe la Palabra pero se carece de raíces.

¿Es posible creer en Jesús pero apartase de El cuándo aparecen las pruebas?

¿Se pueden perder las convicciones por culpa de las aflicciones?

¿Existen personas cuyo pensamiento religioso es: Cuando todo va bien creo, pero cuando aparecen las dificultades ya no creo?

Realmente hay que tener un corazón frio y duro como la roca para abandonar al Señor después de habernos gozado con El. Dos cosas que pueden ocurrir:

- Es posible que la Palabra solo haya permanecido en el terreno de la intelectualidad sin que Jesús llegara al corazón. Lo anterior da como resultado una fe intelectual que no se traduce en cambio del corazón. Una fe que no produce amor, afecto, comprensión ni solidaridad con los demás. Unas cuantas ideas religiosas metidas en la cabeza producen una vida cristiana fría, sin compromiso con Cristo y el evangelio.

- Cabe también la posibilidad de tener mucho conocimiento teológico y bíblico y a pesar de esto comportarse como un ateo practico cuando aparecen las pruebas.

- También puede ocurrir que la Palabra permanezca en el terreno de lo sentimental, de la pura emoción. Cuando es así tampoco hay raíces. Si no hay emoción no hay espiritualidad, y eso es falso.

- Las personas con un corazón superficial, son aquellas que reciben la Palabra pero no son conscientes de sus demandas. En esta época de emociones fuertes en las iglesias este tipo de espiritualidad se da muy fácilmente (Iglesia superficial).

- “La fe no debe depender de las emociones ni los sentimientos sino que debe ser intelectual y vivencial”. Hebreos 6:4-8

III. Corazones No Santificados (Sobre Espinos)

Hoy muchos de nosotros nos parecemos al terreno donde brotan los espinos. El de corazón no santificado abusa del sentido común. Todo se cuestiona. La dependencia de la razón hace que la fe continuamente se ahogue.

Se protegen del mensaje de Jesús porque les da miedo. Si lo aceptan puede conducirlo a tomar decisiones que afectarían su status social debido a que la fe implicaría un cambio radical de vida (santidad), que de inmediato los alejaría de su círculo social, por eso encierran a Jesús en sus mentes y no le permiten que tome sus corazones pero son expertos en acomodar la Palabra de acuerdo a su conveniencia.

IV. El Corazón Fructífero (El que la oye y la entiende)

¿Qué hace con la palabra? La oye y la entiende.

Marcos 4.20 y Lucas 8.15 nos ofrecen unos detalles adicionales que nos ayudan

Juntando estos textos pudiéramos construirlo así: “Pero aquella semilla que cayó en buena tierra es el que OYE la palabra y LA ENTIENDE, LA ACEPTAN CON CORAZON RECTO Y BUENO y dan fruto al 30 al 60 y al 100 por uno”

Aplicación: Se ve una clara intención de principio a fin de tener la mejor actitud frente a la palabra. No basta solo con oír, hay que entenderla y aceptarla con el corazón.

Porque hay gente que a pesar de saber y entender la palabra no la reciben en su corazón.

Una buena actitud con la palabra empieza en semana, cuando empiezas a orar para que él prepare tu corazón para escuchar su voz mientras lees, cuando oras a favor del que va a predicar, aun el acostarte temprano para que no te de sueño en la predicación y al estar sentado escuchando no te dejas distraer de nadie, ni del celular, ni del hermano distractor con sus comentarios.

La Palabra necesita la humedad de la fe para que germine la semilla del arrepentimiento, del cambio, de la santidad.

La Palabra de Dios es como espada de dos filos, pero muchos le colocan algodón para que no los hiera. La Palabra es luz pero muchos se colocan las gafas oscuras de los afanes, placeres de este mundo, riquezas y el hedonismo materialista para no ver con claridad y no se les dañe la vista.

Aplicación:

¡Que panorama tan desolador para la semilla!

¿Jesús pretendía desanimar a los discípulos con esta parábola?

La parábola tiene el fin de animar a los discípulos para que sigan predicando.

Miren a este sembrador, terco, obstinado y perseverante que a pesar de las circunstancias adversas sigue tirando la semilla. En ningún momento pierde la esperanza.

Todos los agricultores saben que al final parte de la cosecha se pierde.

Jesús les hablaba a sus discípulos hace 2.000 años y aquellas mismas palabras nos hablan hoy a nosotros.

“Sé que sufren contrariedades y desprecios en su vida cristiana, sé que ser mis discípulos y dar testimonio del evangelio no es nada fácil, sé que tienen enemigos y opositores, al igual que yo los tuve, pero no desmayen la cosecha está asegurada y al final llevara fruto al ciento por uno”.

Los caminos para la siembra están abiertos. Los verdaderos discípulos siguen esparciendo la semilla y siguen descubriendo tierra fértil y el evangelio de Cristo sigue salvando vidas”.

Conclusión:

La parábola del sembrador puede tener un doble significado:

En primer lugar está la cuestión evidente de las diferentes actitudes del ser humano frente al mensaje de salvación. Hay 4 formas de recibir la Palabra y una sola correcta.

- Buscando la novedad como los de corazón endurecido. (Junto al camino).

- Mediante el intelecto o los sentimientos como los de corazón superficial. (Sobre la Roca)

- Por medio de la razón. (Corazones no santificados). Ahogan la Palabra con la racionalidad.

- Como aquellas que con un corazón bueno y recto reciben la Palabra, dan fruto y perseveran.

En segundo lugar, la parábola pretende ser un estímulo a pesar de la apariencia de la misma, para alejar la desesperación y el afán de las almas del medio del pueblo de Dios, diciendo que las

Dificultades no impedirán la extraordinaria cosecha final.

Por ultimo:

¿Con que actitud estas llegándote a la palabra? ¿Estás juzgando previamente al que predica?

Presten atención a como terminó Jesús su explicación en Luc.8.18 “Tened mucho cuidado de cómo oís, porque al que escucha con atención se le dará más, pero el que no lo hace aún lo poco que sabe se le quitará”. Recuerden que el que sabe escuchar es el que tiene acceso a los secretos del reino ¿De cuántos secretos del reino te has perdido por no escuchar con entendimiento la palabra?

Así que oigamos con entendimiento. Amén.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, me gustó

Anónimo dijo...

Muy bueno me gustó

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