domingo, 27 de septiembre de 2009

La Capacitacion De Lideres Siervos Por Jorge Atiencia

Artículo tomado de la Revista Iglesia y Misión- www.kairos.org.ar

¿Qué tienen en común Santiago, con la FAO en Roma; Bienvenido, periodista en la República Dominicana; Luz Urania, al frente de una agencia de servicio social en Nicaragua; Josué, decano de un seminario teológico en Chile, y Adolfo y Sueli, esposos y padres brasileños por más de 25 años? Todos ellos comparten una común raíz histórica: fueron formados en su fe y vocación en el contexto de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE).

La historia de la CIEE en América Latina es la historia de la capacitación de líderes siervos a lo largo de los años. La pequeña muestra de ejemplos citados ilustra resumidamente lo que este movimiento evangélico universitario ha entendido por capacitación: la articulación, integración y vivencia de la fe cristiana en las distintas esferas de la existencia humana. En resumidas cuentas, la provisión de una cosmovisión que haga posible que se encarne en el mundo una presencia de servicio y transformación.

En la CIEE, la capacitación ha tenido dos expresiones muy marcadas: la formal, impartida en los cursos continentales y encuentros subregionales y nacionales, y la del camino, esa capacitación vivida en agendas personales y contextuales, por lo general en la compañía de un hermano mayor. La Comunidad ha sido sensible en cuidarse de no reducir su capacitación a un recetario. Se ha esmerado, eso sí, en facilitar el diseño de agendas de crecimiento y compromiso que señalen las rutas del Reino y los propósitos de Dios para la persona.

El capacitador siempre ha desempeñado un papel importante. Pioneros como Young, White, Siemens, Escobar, Padilla y Stewart sentaron las bases. En su tarea entretejieron la piedad, la sabiduría y la personalidad. Aquí se ubica el semillero de pensadores cristianos: la devoción por el estudio bíblico, la pasión evangelizadora, el cuidado pastoral. Sin lugar a dudas, ellos fueron los constructores de las bibliotecas de los movimientos locales y de los hogares.

La capacitación continuó con líderes formados por ellos, como Meche, Guti, Valdir, Humberto. Otros hermanos del exterior, como Felicity y los Voelkel, respetaron la herencia y dejaron su propia impronta: el discipulado de las bases, la vida devocional, la riqueza del Espíritu Santo y la oración.

En este momento la capacitación se nutre y surge a partir del concepto de equipo, que capitaliza diversidad de disciplinas, matices de fe, experiencias nacionales y subregionales. La obra ha crecido; en consecuencia, también han crecido los recursos y la experiencia.

Las constantes

La capacitación en la CIEE se podría sintetizar en tres momentos: los inicios, la expansión, la consolidación y el avance.

En cada uno de estos momentos la capacitación ha girado alrededor de ciertas constantes: el conocimiento y uso de la Escritura, ilustrado en cientos de guías de estudio bíblico; la vida devocional y el crecimiento personal (el tiempo a solas con el Señor es sagrado en la vida de cada militante); la universidad como campo de misión (se vive en células y jornadas de evangelización; el video «La Escuela de la Vida» capacita en esta dirección); el mundo como esfera de vida y transformación. Este último dato explica la presencia de Robinson en la política. La Iglesia como agente del Reino y espacio de pertenencia y servicio inspira a Pedro a asumir el pastorado de su congregación. La misión como comisión, que no sólo cruza fronteras geográficas, motiva a Charito a servir a las niñas de la calle.

Los inicios

Se ponían los cimientos, y esto primaba sobre lo programático y estructural. Por eso hasta hoy la Comunidad es más una forma de concebir y hacer misión que un programa sistematizado o una estructura sofisticada. Entre otros se destacaban los siguientes énfasis: la trascendencia, el estudio y el uso de la Escritura. Se capacitaba, entonces, en el manejo del método inductivo de estudio bíblico. La fe y la universidad condujeron a la utilización de la célula de estudio bíblico como órgano y espacio para compartir el Evangelio. El Reino de Dios, y la Iglesia como su agente, permitían entender la vocación humana y académica. En los inicios la capacitación estaba dedicada a formar líderes estudiantiles. Con nostalgia y gratitud se recuerdan los cursos continentales en Lima. Cristianismo básico, de John Stott, norteó en este momento.

La expansión

Las tiendas crecen. La capacitación en la Palabra subraya la importancia de responder al contexto con una intención apologética. Se instruye en el uso de herramientas para la misión: la célula adquiere un tono militante; se enseña cómo desarrollar semanas de misión y estructurar proyectos de servicio; el taller «Fe y Vida» canaliza la presencia de estudiantes en la Iglesia. Se incluyen nuevos aspectos de la formación: la pastoral personal y el ordenamiento del movimiento nacional. La capacitación se ocupa de formar líderes siervos para lo doméstico: obreros de campo y secretarios generales.

Cristianismo y marxismo y La chispa y la llama (Samuel Escobar), Misión integral (René Padilla) y los documentos de Lausana nutren esta etapa de expansión.

La consolidación y el avance

La familia madura, y a ello se vuelca la capacitación. La CIEE en América Latina incluye veinte movimientos nacionales, de distintos tamaños y en varias etapas de desarrollo, esforzándose por hacer misión en un contexto moderno y posmoderno. La capacitación cubre los siguientes rubros:

- cómo articular una cosmovisión cristiana;

- la Palabra entendida en el círculo hermenéutico;

- nuevas expresiones de espiritualidad: la meditación y el silencio;

- uso de herramientas ministeriales integradas a disciplinas como la educación de adultos, la comunicación, el trabajo social, la consejería;

- administración;

- diseño de proyectos y jornadas de evangelización;

- conceptualización e implementación de proyectos de servicio centrados en la universidad;

- conocimiento de las raíces históricas de la CIEE;

- desarrollo de estructuras con integridad y eficiencia.

La capacitación empieza a formar especialistas: evangelistas, hermeneutas, capacitadores. Se profundiza en el entendimiento y la comprensión del papel del secretario general y del presidente del Comité Administrativo. Los textos inspiracionales en este momento son los que ya había producido la misma familia: Visión 90, Manual de capacitación, Administración, Libres para servir, etc.

Cada movimiento nacional no sólo se ha estructurado a partir de esta capacitación sino que a su vez ha filtrado el contenido de sus respectivas capacitaciones.

El ministerio de capacitación de la CIEE precisa, en el poder del Espíritu Santo, encarar en el futuro ciertos desafíos:

- la articulación de la utopía bíblica;

- una hermenéutica para un mundo relativista;

- el cultivo de disciplinas espirituales y virtudes bíblicas;

- la formación de un liderazgo con integridad;

- acompañamiento a los miles de universitarios evangélicos que proliferan en las universidades;

- comprensión y vivencia de la lucha espiritual;

- discipulado de una obrería voluntaria;

- asesoría a los movimientos nacionales en su tarea de consolidar sus agendas de capacitación.

En cierto sentido, esta historia es la historia del Señor caminando con su pueblo, manifestándose Salvador y pertinente, discipulando y conduciendo a la madurez, corrigiendo y puliendo la obediencia de los suyos, asegurándose de que su corazón misionero no deje de palpitar en la universidad latinoamericana.

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